Soledad que me acompañas... Cuanto te agradezco que...

Soledad que me acompañas... Cuanto te agradezco que me acerques mis campos niños!
Cierto que crecían los campos yermos, pero siempre acompañaban soplos de alegría, aún entre las lagrimas de los mayores: pasaría mucho tiempo, has que los niños aquellos que yo recuerdo, supieran que se habían desbordado los ríos en llanto.
Y muy cierto que se crece, ya perdidos en ciudades, donde las calles no dicen del mismo! hola! de los campos, donde hasta los árboles movidos por el viento era murmullo de pájaros alegres.
Se crecía y con muy poco se era feliz! Claro que se era feliz!