continuación de:

ALGO DE PROLOGO

Y sucedió que, al solicitar a unas y otras personas datos curiosos o anécdotas festivas referentes a muchos de nuestros paisanos fallecidos -y ello para que el proyecto diccionario no terminase en mero catálogo de nombres títulos y fechas- pude advertir, con sorpresa, la gran capacidad de olvido que distingue al ser humano, pues que, si la contestación a mis preguntas solía comenzar siendo esperanzadora.....
¡Huy, don Laureano -o don Pco o don José- era un hombre muy célebre; no se imagina usted cuantas cosas se decían de el!.
Al insistir yo:
-Pues a ver.... ¿Cuénteme alguna!
No recordaban nada o salían con historias absurdas y sin sustancia o con notícias diminutas y poco verosímiles que no merecian la pena de ser reproducidas.
Como se repitiese una vez y otra este proceso, hube de concluir que sería bueno poner en letra de molde, para que el tiempo no borrase su memoria, varios sucedídos que ya tenía escuchados allá por la épca de maricastaña y que siempre me habían parecido cosa digna de recordación.