Nuestro dos compatriotas entraban en Berlín felices, ansiosos por saber de propia ciencia qué era aquello de la televisión de que tanto se hablaba, curiosos por contemplar las autopiastas y los nuevos aereoplanos de bombardeo en picado y por presenciar los imponentes desfiles de la Werchmart y los multitudinarios actos de las juventudes hitlerianas y deseando capacitarse en el sistema que se había seguido allí para resolver la cuestión social tan enconada en
España por entonces.
Vista de pájaro de
León, años 30.