Tanto se resolvió y tanto se le movió la panza, alta y baja que, quizá por ello, la úlcera, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

Tanto se resolvió y tanto se le movió la panza, alta y baja que, quizá por ello, la úlcera que padecía empezó a reclamar sus derechos y a él se le fue mudando aquel semblante tan risueño en cara de vinagre, porque le retentaba el estómago de un modo atroz, de manera que hubo de preguntar a la huéspeda:
- ¿Me podría dar usted bicarbonato?
-Pues si señor; creo que tengo algún sobre en la alacena.
Y, sin tardanza se puso a buscarlo y, enseguida, trajo el remedio con más un vaso de agua y la cucharilla necesaria para revolverlo.