EL VALLE DEL LUNA
González Gutiérrez, Cayo

La belleza y riqueza de los valles formados a lo largo de la cuenca del río Luna es proverbial desde tiempos muy antiguos, especialmente en la Corte de los Reyes de León que descansaban en Babia, zona del cauce alto de dicho río. A lo largo de unos 60 Kms. el Luna va distribuyendo sus aguas, enriqueciendo a los ribereños y acumulando a su paso leyendas, romances, historias fantásticas y reales. Próximas al río, cruzándolo a veces, calzadas romanas, otras medievales, caminos reales por donde durante siglos transitó la trashumancia de pastores y ganados.

En los cuarenta años últimos, más o menos, se ha perdido casi totalmente la agricultura de la zona que antes había sido muy intensa y diversa.
Hablar del VALLE DEL LUNA es hablar de un valle de unos 60 Km. de longitud, con una anchura más significativa en la primera mitad de su recorrido (sobre 1.200 metros) y de una estrechez notable, en la parte baja, de no más de 40 ó 50 metros en algunos sitios. Está situado en la zona noroeste de la provincia. Resulta difícil precisar el lugar exacto del nacimiento del Río Luna.
Pequeños arroyos que parten de Quintanilla, Peñalba y Las Murias, que se juntan en la parte baja de la altiplanicie de Piedrafita de Babia, conforman el nacimiento de este río; el más importante de estos arroyos y que se puede considerar el núcleo del río (así, algunos autores) es el que baja de Peñalba.

El Río Luna, después de atravesar el valle al que da nombre, al juntarse con el Omaña, por debajo del puente de Sacarejo, más abajo de Villarroquel, forma el Órbigo (el río del oro). Todo el valle gira en torno al río y la carretera (actualmente las carreteras, ya que la autopista Gijón León cruza casi todo el valle).
Los principales afluentes del río Luna son el Torrestío, Orugo, Villafeliz, Abelgas, Aralla, Caldas, Láncara, Portilla, Garaño, Turcio…

(Continuará)