CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA “Ciudad de Torrevieja”, "Canales-La Magdalena" Un solo pueblo

CERTAMEN INTERNACIONAL DE POESÍA “Ciudad de Torrevieja”

….. finalmente el trabajo ganador fue el que llevaba por titulo “Cenizas sobre las aguas” presentado bajo el seudónimo de R. Luna y cuyo autor es Félix Antonio García Diez.

CENIZAS SOBRE LAS AGUA se inicia con el poema “Sombras y olvido” los dos elementos que invaden al poeta cuando abre la ventana del pasado y mira hacia un tiempo del que solo quedan algunos recuerdos. Tras esta especie de pórtico nos encontramos con veintisiete poemas muy parejos en cuanto al número de versos y al estilo de los mismos: predominio de endecasílabos y heptasílabos blancos y presencia de símbolos tales como los cristales, los espejos, el fuego, la ciega luz, la noche o los barcos.

Y todo ello para configurar unos magníficos poemas en los que el poeta, con muy hermosas imágenes, emplea la segunda persona para hablar consigo mismo, como si estuviera situado frente a uno de esos espejos testimoniales. Es así como nos hace participe de sus deseos de saber quien es él y de apresar el tiempo; de su nostalgia y de cómo el fuego ha quemado su propio destino: del tedio “ alargado de los días”; de su desorden interior; del silencio de la noche y de la muerte que espera y aguarda.

Aunque en un atisbo de esperanza, de cuando en cuando surge “la luz de un verso”, la pereza acaba atemperando “la voz y el deseo de remover el mundo”, y se llega a la conclusión de que “vivir es una eterna despedida”. Por eso, en el último poema, el poeta toma conciencia de que primero fue “olvido en las entrañas de otros vientres”, y, al final volverá a ser otra vez olvido
De este estupendo poemario seleccionamos, a titulo de ejemplo, el poema titulado

“VIVIR”

Para sentirse vivo
no hace falta el recuerdo,
ni escuchar tras lo muros
de la tierra quemada,
ni oír las estridencias
de otra edad, de otras huellas.
Para sentirse vivo en la distancia
-la frontera tapiada del pasado-
no basta regresar a las palabras,
ni a los sueños anacrónicos,
ni a rincones oscuros,
ni a búsquedas estériles
de paisajes borrados por la lluvia.
Para sentirse vivo,
para sentirse estremecido o triste
-calculando el dolor como un proceso
necesario-, querrías
arrancarte la piel,
no abrir ya más cajones polvorientos,
hacer un álbum de rutinas nuevas
y seguir cultivando
la flor incombustible del olvido

Texto Óscar A. Claramunt