CRONICA DE LEÓN:

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DEPRESIONES / Germán Valcárcel Río /

Son tahúres no políticos

La demagogia no quiere –ni da– razones, con llamar tonto a un ministro soluciona de un plumazo el haber dilapidado millones de euros construyendo un centro de artes escénicas, en un lugar donde se necesitaba una fábrica, como hace Pedro Muñoz, alcalde del PP en el Ayuntamiento de Toreno, municipio donde ocho mineros se han encerrado en una mina reclamando un futuro para sus pueblos.
Esa demagogia es la que permitió, al –elegido a dedo– senador del PSOE, Ibán García del Blanco, justificar hace tres años la venta de Endesa a una empresa pública italiana y pontificar, en el actual conflicto minero, sobre la importancia de la autonomía energética nacional, y la que le conduce a regalar un casco de minero al actual presidente del Gobierno, pero no enchufes eléctricos al que entonces ejercía; aunque seguramente lo que ocurría, en aquellos momentos, era que necesitaba, los enchufes, para iluminar el camino que su compañera y cónyuge recorría hacia el abrevadero de Ciuden o, tal vez, el senador se encontraba ocupado cobrando dietas ilícitas o ejerciendo de perro guardián de su secretario general y alcalde de León, mientras este trapicheaba una suculenta jubilación en una caja de ahorros tan hundida y esquilmada como puede estar Bankia.
Debemos aprender que la mayoría de los que cada cuatro años se presentan ante nosotros como gentes solventes y sobradamente preparadas, no son más que un pelotón de charlatanes que nos ha conducido a esta pesadilla en la que vamos camino de instalarnos de forma permanente y lo único que están buscando es desprestigiar algo tan necesario para la convivencia como es la política, utilizando el ruido y descrédito que ellos mismos generan con su demagogia y corrupción para escapar impunes de tanto latrocinio y así perpetuarse en el poder. Son ellos, con sus actos, los que desprestigian la política, la democracia y las instituciones, no los que escribimos sobre sus fechorías.