CORNADA DE LOBO:

Bat funny

pedro TRAPIELLO 04/07/2012

Suelen ponerse nombres algo pintorescos, chuscos o directamente ridículos a los inventos culturales, campamentales o lúdicos que montan las entidades públicas. La publicidad y las modas baratas hacen mucho daño. Lo que antes eran ciclos, jornadas, programas o campañas pasaron a llamarse Enrróllate, Espabila, Veranote, Estivalia... o Encerezados, como llaman a la programación de la fundación cultural de Cerezales del Condado (¿no suena encerezado como a empachado de cerezas o a cerecero voraz?).

El rizo lo puso la Diputación bautizando su programa veraniego de «ocio nocturno juevenil» como «Bat Funny», con un par, sí señor... ni se cortó un pelo en someterse a la lengua del imperio, lengua del dólar y de la esterlina. Alumbrados por el ingenio, debieron decirse: lamémosle a la cosa «Murciélago gracioso», pero en inglés... ¿ignorando quizá que funny significa también bufón, chusco, risible?...

Casi se soportaría mejor que hubieran llamado al «murciélago divertido» en ese asturiano farrapón que quieren hacer pasar por lleunés, esto es: Morcíganu Divertíu... o Esperteyu Cachondu... ¡ya puestos y expuestos al ridi!...

Es un peligroso precedente porque, para que las cosas simulen ser nuevas sin dejar de ser lo mismo, podrían empezar a llamar más asuntos en inglés y eso llevaría a decir «coheching room» en vez de despacho o «pussy rabbit» en vez de diputado coñazo o concejala conejera. Y así.

Lo cierto es que la lengua española, con la que tan bien nos entendemos o discutimos, es la que sale abollada e ignorada en este celo diputón de imponer voces extranjeras porque, simplemente, les suena firulí, fashion, ladygogó o tuitero. Son ganas.

Pero aberrante es que, además de ir de paleto anglopijo, el inventor de este nombrecito debió aprender inglés en la universidad de Azadinos. En la lengua de Sespir nunca se diría bat funny, sino funny bat, el adjetivo siempre delante... ¿qué pensará el inglés que pase por aquí y lo vea?... pues que se le subirá el pavo viéndonos rendidos a su imperiosa lengua y demostrando, además, ser unos papanatas tan chulos como serviles y tan pedantes como ignorantes.
Pues nada... y Navatejera, Nava York