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EL RUBICÓN

Ocurrencias SL

FELIPE RAMOS 27/07/2012

E l enroque es aquella jugada que en el ajedrez sirve para proteger al rey de posibles ataques. Y eso es lo que hace el reponsable de Industria del Gobierno de Rajoy, enrocarse, protegerse pero no para evitar un ataque sino para no verse con los mineros. Empresas y sindicatos le han presentado un documento claro, conciso y sencillo. Tanto que hasta este clon de Aznar es capaz de entender, pero ni por esas. Él sigue enrocado en su torreón ministerial y no escucha.

Hasta tal punto es su enroque que insiste en negociar un nuevo plan del carbón y hasta habla ya de sacarlo adelante en solitario. Sí señor. Un plan del carbón, pero sin carbón. Vamos lo que siempre quiso este Gobierno y este ministro venido de Canarias, que ya no escucha ni a los suyos. Da igual que el PP de León, que la Junta o que el sursuncorda le pidan que negocie. Él, a lo suyo. Al plan de cierre y al hundimiento de un sector, el minero, en el que, pese a lo que este clon quiere vender, se ha invertido mucho dinero.

Ahora falta por ver si alguno de estos del PP de León, esos alcaldes a los que se les llenó la boca en el inicio del conflicto, cumplen con lo que anunciaron y abandonan su partido. Las mujeres de los mineros ya les han tendido el guante, pero hasta ahora ninguno ha respondido. ¿Qué se apuestan a que ni uno solo dará el paso? De no hacerlo serán cómplices del atropello y del fin de las cuencas que los votaron y que ahora, a buen seguro, los botarían. Que se miren en el espejo de los socialistas que aún están penando en la montaña la barbarie que cometieron al permitir el cierre del pantano de Riaño. Una tropelía de la que ahora se cumplen 25 años.

Y por si esto fuera poco, al Gobierno del PP, al gran Mariano Rajoy se le ocurre ahora eliminar las juntas vecinales. O sea que cuando estos del PP hablaban de quitar políticos y cargos públicos se referían a esto, a mandar a su casa a gente que no cobra un solo euro. Una puñalada más a León, donde las más de 1.200 juntas vecinales llegan allí donde no lo hacen ni ayuntamientos ni Diputación ni Junta. Eso sí, del Senado y sus 266 senadores ni se habla. Estos sí que no hacen nada y se llevan 6.000 euros al mes. Sumen, sumen y asombrense. Sentar a esos 266 personajes en el plenario de la calle Bailén nos cuesta 1,6 millones al año. Para nada.

Y como esto va de ocurrencias, al nuevo portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de León se le ocurre pedir un Pleno extraordinario para hablar del estado de la ciudad. Que salga a la calle y lo vea. Que tenga cuidado no vaya a ser que por figurar y hablar acabe como Hernández Mancha. Lo dicho, ocurencias SL. ¿Quién da mas?