Y hablando de bichos, os voy a contar una historia-BASADA EN HECHOS REALES-, por un vecino, mismamente anteayer.
Finales de Otoño, las avispas andan más rabiadas, que éso, como una avispa en un bote de melocotón cuesta abajo y sin frenos:
Se llama el vecino---acabado en ARIO-, no puedo dar más detalles.
Ayer levanté cabeza, que por cierto la tiene enorme, al amanecer-SOLTERO Y SIN HIJOS-, y dicho de paso, sin familia porque se lleva mal con todo el mundo-MENOS CONMIGO, ME DA UNA TURRA ¡-
Continúo... me acerco a la huerta, hay que retirar los matojos secos del invernadero y airear la tierra un pelín; de repente noto un cosquilleo por la pata pa-rriba y me pregunto?... Será una espiga que con el aire me ha hecho el rebufo?, o será una hormiga gorda que busca calorín?.
Continúo con mis labores, recogiendo las malas hierbas y lo poco que quedan de las berzas para los gochos y de repente... ZAS, y ZAS, y otro ZAS, por no decir.. otia.... y otra... y otra.... Cagüen todo lo que se menea... Claro, iba al asunto-ME ENTENDÉIS?, A LO QUE SE MENEA-, hecha a correr al reguero y lo que se menea, o hace pisssss cuando procede la tenía más gorda que una morcilla de Burgos.
Recorre sus partes bajas con mucho cuidado y encuentra al bichejo agarrado como garrapata al perro por sus mismísimas partes.... Hija de puuuuuuu ¡, me cag..... en todo eso ¡
Pos nada, hasta aquí mi anécdota del vecino-REAL, REAL, COMO LA VIDA MISMA-
Por cierto, hoy a la mañana lo vi en un taca-ta-, pero llevaba de sillín un flotador.
Pobreeeee.
PD.-Cuando vuelva a contactar con él os relataré el segundo capítulo.