(Diario de Leon)
Sobre José LUis Suarez Roca se ha dicho;

CONOCE LA ciudad lírica de Ponferrada y la ciudad épica, y la que no tiene nombre. José Luis Suárez Roca es profesor de literatura y escritor. Un original columnista de la prensa. Aparte de ello es especialista en una sabiduría remota: las lenguas amerindias. Suárez Roca sabe secretos del quechua y del aymará, de los idiomas del mundo azteca. Él no es berciano; es observador. Nació en Busdongo, luego vivió en Asturias, un buen año vino al Bierzo, donde se quedó. De su vida privada poco sé y eso que hace quince años que somos amigos. Aunque hubo un tiempo en que él se enclaustró bastante: dejó la columna del periódico y dejó la vida social para centrarse en misterios y en libros, probablemente.

El jueves habló de una Ponferrada inusitada: la ciudad literaria. El arte de la palabra a su paso por la capital del Bierzo. ¿Ponferrada, literaria?, cabría preguntarse. Parece que poco, pero eso es porque se olvida que el más ilustre escritor berciano y uno de los más grandes del siglo XIX español -“Gil y Carrasco- era en realidad ponferradino, aunque nacido en Villafranca. Algo parecido a Clarín, que nació en Zamora pero del que todo el mundo sabe que era ovetense. Gil y Carrasco amó a una ciudad: a la pequeña Ponferrada de 1830.

Suárez Roca ha indagado en la ciudad literaria del siglo XX. Tiempo de muy poca cosecha artística, cierto. Porque en Ponferrada a la gente siempre le interesó más la metalurgia que las letras. La nuestra es ciudad de hombretones de fútbol y café, de mujeres de mucha carestía en la ropa. Luego vino ese tiempo del dinero, con los caballos, el golf, las motos caras, los barcos incluso; los viajes a Baluchistán. O a Tasmania. Pero el nivel cultural continuaba y continúa siendo bajo; algo que ya ninguna urbe occidental se puede permitir. Salvo que aspire a ser una parada irrelevante. ¿Qué es una ciudad? Un lugar donde se lee mucho. Y bien.

Ponferrada, con todo, y al margen de la endémica modestia de sus librerías-papelerías (hoy eso está cambiando a mejor) fue literaria un tiempo. Naturalmente, me refiero a los años de la Ciudad del Dólar. Cuando los mineros y los maquis; los ingenieros de la Térmica y los cafetines con pianistas; los regulares de Melilla y las putas del monte. Bajo un régimen siniestro, donde todo era clasismo y clerecía, corrupción y falangismo. Suárez Roca tiene un don: sabe intuir y mirar a Ponferrada mejor que nadie. En lo más hondo; en lo más tierno. En lo más oscuro.