El agua
El cristianismo fue pródigo en sincretizar viejos cultos paganos. El origen se remonta a los tiempos bíblicos con la historia de Juan el Bautista que vino al mundo con la misión de ser el precursor del esperado mesías. Durante toda su vida se dedicó a predicar el bautismo por inmersión. Su simbolismo era y es, la regeneración por la cual renacemos a la vida espiritual, mediante un lavado externo para indicar una purificación interior.
En las aguas del río Jordán bautizó a muchas personas, incluyendo a Jesús. Murió decapitado por orden del rey Herodes, y su cabeza entregada en una bandeja a la hija de Herodías como regalo.
Así, la Iglesia Católica celebra el 24 de junio el nacimiento de Juan el Bautista.
Se dice que en la víspera de ese día, a la media noche, las aguas son bendecidas y adquieren poderes especiales, como curar enfermedades, purificar el alma y brindar protección a la gente.
Este es el motivo por el cual muchos van a la playa, un lago o un río cercano en esa fecha, y justo a las 12 de la madrugada se sumergen, en recordación del acto del bautismo que predicaba Juan.