El hospital del Santo Sepulcro.- Entre Isoba y el puerto...

Otra leyenda se refie­re a la guapa moza del lugar que venía montada en el carro de vacas y se espantaron acuciadas por las moscas de verano sumergiéndose en las aguas. Al cabo de años apareció la mano de la labradora en Fontanamosa derramando las sartas del collar sobre el césped.

El lago Ausente.- Frente al lago Presente, monte arriba, se halla el otro lago llamado Ausente, más grande, más profundo, más azulado, de purísimas aguas filtradas entre la arena de la concavidad de la sierra de Sentiles. Allí practican los jóve­nes sus juegos deportivos de remo con lanchas de goma. Las gentes dicen que este lago brama como el mar, con fuerte oleaje y predice el tiempo revuelto.

El acceso al lago Ausente se rea­liza subiendo en coche hasta la esta­ción invernal y se asciende por carretera empinada un kilómetro, se deja el coche en el alto de la loma y caminando otro par de kiló­metros se aboca a este bellísimo remanso de agua desde el que se contempla toda la reserva del eco­sistema de Mampodre. Allí vienen a abrevar los rebecos como únicos señores de la montaña bravia.

Las aguas de estos lagos dan ori­gen al abundante manantial de Fontanamosa o Fuente Hermosa, una de las originarias del río Porma.

El hospital del Santo Sepulcro.- Entre Isoba y el puerto de San Isidro se encontraba una vieja casería que hoy tiene buena construcción y se ofrecía como venta y posada a los caminantes; hoy dispone de cantina. Se llama la casería de San Isidro.

De siempre se tuvo a esta casería como alberguería con hospital pero el dueño del restaurante Los Rebecos de Isoba, don Carlos Rodríguez, nos indicó a Olegario R. Cascos y a mí cuando andábamos pisando senderos para escribir el libro de Las cabeceras del Porma que el hospital de San Isidro no se hallaba en esta casería sino más lejano, en el camino que bifurca hacia el concejo de Caso.

Para afianzarnos en sus tesis nos invitó a comprobarlo sobre las ruinas aún existentes. Efectivamente, en el «todo terreno» de un amigo suyo que pasa amplias temporadas en Isoba, el astur tramontano de Moreda de Aller, don José Ramón Rodríguez, nos desplazamos al paraje indicado.