Y así es cómo se gestó el proyecto de una cerveza auténticamente...

Cuando el grupo Lumajo comenzó su andadura en el mundo de la minería ninguno de nosotros nos hubiéramos podido imaginar que en un futuro el viejo edificio de los cuartos de aseo se convertirí“las fábricas de cerveza que existen en España están ubicadas en polígonos industriales, sin embargo, aquí, se situará en un entorno mágico”. a en una fábrica de cerveza artesanal. Sí, como lo leen. Un proyecto que nace de la mano del lacianiego afincado en Panamá Juan José Villanueva quien a principios de este mismo mes, adquirió, personalmente, el antiguo grupo minero para su beca ‘Manuel Villanueva’.
Pero…ahora veamos.. ¿por qué una fábrica de cerveza? La idea partió de un rostro muy conocido entre los lacianiegos, el empresario y emprendedor Abel Díaz, propietario del restaurante ‘El Campillo’ de Sosas de Laciana y, por supuesto, Villanueva recogió el guante.
León es la mayor cuna del lúpulo de España y todos estos factores hacen que, al final, la cerveza que se fabrique en la comarca tenga ciertos valores añadidos porque tal y como afirma el joven lacianiego, “las fábricas de cerveza que existen en España están ubicadas en polígonos industriales, sin embargo, aquí, se situará en un entorno mágico”.

Y así es cómo se gestó el proyecto de una cerveza auténticamente lacianiega diseñada, especialmente, en honor a ellos, a los mineros, ¿por qué? “porque las leyendas nunca mueren” tal y como reza el eslogan de la etiqueta que llevará impresa cada uno de los botellines de la 12.70 (doce setenta), nombre más que apropiado, porque, si echamos la vista atrás, todos sabemos que 1.270 fue el año en el que el rey Alfonso X ‘El Sabio’ otorgó la Carta Puebla a los omes buenos de Laciana