Es divertido.

JOSÉ MARÍA GÓMEZ DE LA TORRE

Lunes, 30 marzo 2020
Para el Hoy Navalmora

Ni siquiera en el otoño suele haber moscas en mi casa, al menos no muchas, aunque siempre más de las que uno quisiera.

Pues mira por donde, en este tiempo del comienzo de la primavera llevábamos unos días en que teníamos una mosca.
Era una mosca pequeñita, posiblemente mágica, porque la veías volar por delante de tu cara, desaparecía de repente y ya podías buscarla que no dabas con ella por más que lo intentases con ahínco.
Pensábamos con cierto alivio que se habría marchado, saliendo a la calle por alguna ventana abierta. Pero qué va, debía utilizar algún truco de magia para hacerse invisible, porque de pronto volvía a estar presente, posada en cualquier sitio

La cosa es que nos poníamos a comer y por allí aparecía. Se posaba en la mesa, revoloteaba por encima de nuestras cabezas, se posaba en el frutero, salía volando cuando la sacudías con la servilleta y desaparecía de nuevo.

Luego nos íbamos al salón a tomar café, ver el telediario, echar una siestecilla y por allí aparecía. Daba unas pasadas, se posaba en tu rodilla, en los reposabrazos del sillón, se ponía en el dorso de tu mano a darte besitos con su trompita succionadora... Y era prudente: Se iba sin protestar nada más que sacudías la mano para que cesara en sus muestras de cariño y no molestaba mientras dabas una cabezada durante una serie televisiva.

Más tarde, cuando nos íbamos a la terraza, allá se iba ella, detrás de nosotros a seguir dándonos muestras de su afecto y a entretenernos apareciendo y desapareciendo.
Nos preguntábamos si sería mosca de compañía.

Cometimos un error tanto ella como nosotros. Ella al posarse encima del bizcocho, y nosotros por espantarla dándole un bayetazo. Ella por no alejarse con la suficiente rapidez y nosotros por no pensar en su fragilidad.

La pobre cayó al suelo y ya no se repuso. Desde nuestra altura la miramos con pena.
Ahora la echamos de menos. Sí, definitivamente y pensándolo bien era una mosca de compañía...

En las largas horas de confinamiento se hacen cosas inusuales.
Yo escribo un artículo sobre una mosca.
Mi mujer esta mañana me ha preguntado ¿qu'est-ce que vous voulez manger aujourd'hui? Y a mí lo que me ha parecido extraño es que me trate de usted.

Es divertido.