UNA TRADICIÓN ORAL QUE SE PIERDE....

UNA TRADICIÓN ORAL QUE SE PIERDE.
Comenzando por el principio, se denomina marcar a señalar la plantación donde se colocarán
las vides nuevas o bacillos. La distribución puede hacerse a marco real o dos calles y a trebolillo o tres calles. Calle es el espacio que queda entre las hileras de plantas. Gaviar es realizar los hoyos donde se entierran los bacillos, los cuales pueden ser barbados (con raíz) o calzados en viejo. Acodar es enterrar curvadamente el bacillo orientándolo hacia el norte y acogullar consiste en mullir la tierra que se amontona a su alrededor, con el fin de proteger las vides nuevas.
Cuando la viña también llamada majuelo, ya es de varios años una de las primeras labores que precisa es sobacar o alumbrar, es decir cavar la tierra alrededor de la cepa. A la labor de arar paralelamente se la llama coger de calles o tomar de linios; bimar es dar la segunda vuelta con el arado. Por mayo se vuelven a tapar los bacillos para protegerlos del viento y a continuación se hace otra labor que se llama entrecoser o labrar a dos manos. En julio se destapan y luego se roza la viña, limpiándola de mala hierva y preparando el terreno para la vendimia.
La poda también tiene sus propias labores, así antes de iniciarla escavicar y desentoñar las varas bajas. El tallo que se deja con algunas yemas para que broten los vástagos se denomina pulgar, y cuando solo queda uno se le dice a palo seco, a tijera si son dos y manopla cuando se dejan dos tijeras. Se solía dejar un tallo más abajo, la espera, para el año siguiente. En cambio siempre se poda el del centro, llamado cantacucos, porque impide la aireación y normalmente no da fruto.
Continuará.