Me coge tal rabia, que este año no tengo ganas de felicitar públicamente las navidades, pues, ¡Feliz Navidad!

Me coge tal rabia, que este año no tengo ganas de felicitar públicamente las navidades, pues sería una gran ironía, para mí, sabiendo que va a haber mucha gente que las va a pasar, sí, pero de felices nada.

No van a tener para cenar nada especial, y eso si tienen para lo corriente u ordinario, ni van a recibir regalos y menos los van a hacer.

No digo felices fiestas a nadie porque cada vez creo que son menos felices para mucha más gente, no solo para mí, que dejé de creer en mentiras y engaños, falacias todas en suma de la iglesia, como la anunciación, el alumbramiento virginal -esta sí que se la inventaron gorda-, la adoración por los reyes magos y "pastorcillos" -esos, porque estaban por el campo en el momento que estaban inventando la falacia y les inspiraron-, la estrella -que no hacía falta que viniese un fascista iluminado a decir al cabo de 2000 años que no era tal, sino un cometa-, ni que una burra y un buey estuvieron presentes para darles calor a la sagrada familia y ternura a la estampa. Cosa, que también dice el sumo que no es verdad que allí estuviesen -por no decir que es mentira y así dejar en ridículo a sus antecesores.
¡Pero venga! A crear mentiras y a los años o siglos desmentirlas, que como la gente no espabilamos y encima muchos les creen, así nos las dan todas juntas.

Que feliciten las pascuas los curas, obispos, cardenales, su papá, el rey y el presidente de este mal gobierno, que para ellos y todos sus correligionarios, así como para todos los políticos, sí que serán felices. Tienen estómago para ello y para llenarlo bien, que tienen con qué; ¡y de sobra! pero no repartirán nada con nadie, a lo sumo, entre ellos.
Ameeeeeen.