¡Qué no, no, y otra vez, no! me niego a esa versión...

¡Qué no, no, y otra vez, no! me niego a esa versión de la caída, pues nunca toqué un cochinillo, ni le cojí el rabo, ni tampoco le tiré de las orejas.
la cosa fue de lo más tonto. pero no por eso menos divertida.

Te cuento....

Tendría yo, unos siete años, cuando aquella mañana de sábado del mes de Julio, salimos a visitar a una amiga que vivía a las afueras del pueblo, y ya sabéis que en los pueblos, los niños tenían una libertad diferente a la que puedan tener hoy en día, podíamos desplazarnos al campo, sin la compañía de los mayores. Sólo nos decían:-Tener mucho cuidaito, ir siempre por el laito de la carretera-eso era todo lo que nos decían, y era suficiente para que le hiciéramos caso.

Pero tanto caso le hicimos, mi amiga Ana Mari y yo a nuestras madres, que en ningún momento pisamos la carretera.
Como he dicho antes era el mes de Julio, el terreno por donde pisábamos estaba muy seco, pero nosotras, que eramos muy aplicadas, nos no importaba llevar las alpargatas llenas de polvo.
Cuando de pronto, mi amiga Ana Mari y yo, ¡pisamos aquellas arenas movedizas!, ¡era super asqueroso! nos habíamos metido en un pozo de estiércol, de los cochinos ¡Qué bien camuflado que estaba la poza! la capa exterior estaba tan sequita, que parecía tierra.

Lloramos, chillábamos, mientras una de las niñas salió corriendo para llamar a nuestras madres. Las otras dos niñas intentaban sacarnos de la poza.

Afortunadamente aquella poza no era muy profunda, pero lo suficiente para que nos llenáramos hasta las mismas narices.

Cerca de allí, había un pilar, donde las bestias (caballos, mulos, burros..) iban a beber.
Así qué cuando llegaron la madre de mi amiga y mi madre; nos metieron en el pilar, como dios nos trajo al mundo, ¡Encurichipichi!.
Así que os podéis imaginar el panorama, la colonia Eno de Pravia, creo que nunca podré olvidar aquel olor. ¡Una botella entera de litro nos echaron encima! y aún así ese olor persistía, cuando llegue a mí casa, otro baño, pero este ya me gustó más.

Así me pasó y así lo he contado.