No demuestras talento, compañero. Te has encerrado...

No demuestras talento, compañero. Te has encerrado en un círculo vicioso, donde todas las aguas deben desembocar forzosamente en el océano de tu incredulidad. Tu cerebro fluctuante, terminal de una mente corrompida por prejuicios, genera negativa tras negativa, mientras tu corazón, al que no percibes, protesta de impotencia. ¡Pobre de tí, insensato! Un día, te verás forzado a reconocer la Verdad, pero entonces ya será tarde para tí. Deja el orgullo y reflexiona. No tienes por qué ser tan desagradecido con los bienes interiores que has recibido del Creador y que te empeñas en no ver, guiado por una racionalidad absurda, muy peligrosa para tu necesaria evolución espiritual.
Es verdad, que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Recuerda que el que escupe al cielo, en la cara le cae.