LIBERALISMO...

LIBERALISMO
Es el pensamiento económico que destaca la libertad de actuación de la iniciativa privada, en donde son las fuerzas del mercado las que establecen los precios y los salarios. Se considera que la participación del Estado en la actividad económica debe ser la mínima posible e incluso sería lo óptimo, aunque utópico, que no hubiera ninguna.
En plena Edad Media, San Antonio de Florencia ya expuso razonadamente estas ideas y según Schumpeter es la primera persona que realiza un análisis amplio de la economía, que se sistematizó de manera más detallada en el siglo XVIII con Adam Smith (1723-1790) el padre de la economía moderna, Jeremy Bentham (1748-1832) y Thomas Malthus (1766-1834) y ya en el siglo XIX David Ricardo (1772- 1823) y John Stuart Mill (1806-1873)
La obra principal de Smith, estudia la naturaleza y nacimiento de la riqueza de los diferentes Estados con una visión netamente liberal al considerar el eje fundamental del desarrollo económico el trabajo de personas libres. En su libro Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, analiza y desentraña las razones que son el origen de la capacidad productiva que genera cada pueblo, su famoso libro se divide en 5 partes o tomos; el primero destaca la importancia que tiene la especialización en el trabajo y sus efectos tan positivos para e crecimiento económico, el óptimo sería que toda la población activa participara en el proceso productivo lo que supondría un incremento sustancial en el capital. Al mismo tiempo que se establece una selección entre los mejores que alcanzarán los puestos más relevantes y de este modo incrementamos la capacidad productiva, reducimos el tiempo para realizarlo e incluso diseñamos máquinas para incrementar la productividad por trabajador. El tomo dos se centra en el recurso —capital— como se incrementa y su uso como Ahorro. En su exposición lo inicia con e capital dinero. En el siguiente tomo analiza la evolución en distintos lugares y su progreso económico en Europa. En su tomo cuatro estudia los sistemas de economía política, resaltando la directa conexión entre el crecimiento económico y la eficiencia laboral. Por último, en el tomo cinco analiza los distintos sistemas de los reyes o de los distintos Estados, lo que se vincula estrechamente con el tomo anterior. En su obra es evidente la relevancia que le concede al factor trabajo y la especialización que potencialmente se puede desarrollar, que es en definitiva el origen o nacimiento de la riqueza en su agregado máximo para la época, que es la nación. Deja bien claro que dicha especialización mejora la productividad y por tanto incrementa el valor añadido del bien, en definitiva el capital/ bien productivo o bien producto final para su consumo. Destaca la imperiosa necesidad de universalizar la educación y por tanto considera necesario la participación del Estado para lograr este objetivo tan vital para las sociedades modernas. Los planteamientos liberales perduraron en el mundo hasta la crisis de 1929, en ese momento se produce una falla profunda con las ideas liberales e irrumpe con inusitada fuerza el pensamiento keynesiano, que considera fundamental la participación del Estado en la actividad económica cuando se produce una crisis o contracción económica. Este pensamiento fue cuestionado fundamentalmente por Hayek que lo sintetizo con un ejemplo más que explicativo“El poder que sobre mí tiene un multimillonario, que puede ser mi vecino o mi empleador, es muchísimo menor que aquel que posee el más insignificante funcionario, pues este cuenta con el poder coercitivo del estado, y de su discreción depende qué tanto se me permite vivir o trabajar" (Friedrich von Hayek, The Road to Serfdom). El otro gran economista del siglo XX que también revitalizará los postulados liberales fue Milton Friedman, que recupera la relevancia del mercado y reduce la participación del Estado a la política monetaria. Desde la década de los 70, precisamente cuando el mundo sufre su segunda peor crisis del siglo XX es cuando los gobiernos iniciaron un proceso de privatizaciones de las empresas públicas —incluso gobiernos de izquierda, más favorable a la intervención del Estado-. Así los postulados liberales han recuperado su vigencia en el siglo XXI, pero sin tener la preeminencia de siglo XIX, pues en la totalidad de los países desarrollados la participación directa de los Estados en el PIB asciende hasta más del 30 por ciento; eso sí, se reducen los porcentajes tan elevados que hubo en la época más favorable al keynesianismo, que incluso en Suecia y en otros países europeos supuso estar la economía del país casi más en manos del sector público que en manos privadas.