Para hablar de Amancio Ortega debería de lavarse la...

La otra cara de las donaciones de Amancio Ortega: un ahorro de 438 millones al mes solo por las deslocalizaciones en Bangladesh
Inditex también se ahorra impuestos al facturar sus ventas por Internet en Irlanda, además de estar presente su fundador en el paraíso fiscal de Luxemburgo y utilizar sociedades en Malta para

El nombre de Amancio Ortega ha copado este miércoles las portadas nacionales tras hacerse público que la Fundación Amancio Ortega donará 280 millones a la sanidad pública para la adquisición de diez equipos de un tratamiento puntero contra el cáncer, los cuales serán propiedad del Sistema Nacional de Salud y se instalarán en siete comunidades autónomas. Al igual que en ocasiones anteriores, la donación ha impulsado un blanqueamiento del empresario que dista de las polémicas éticas y morales en las Inditex se ve continuamente envuelto.

Al otro lado de la apariencia heroica y patriota que el fundador del grupo empresarial trata de mantener con ayuda mediática, las donaciones de Ortega no son capaces de compensar las cifras millonarias que este no tributa en España. Según los datos reportados por un informe sindical de Comisiones Obreras (CCOO) en 2019, Inditex supera el medio millón de trabajadores en Bangladesh, un país muy recurrido por la industria textil para ubicar sus fábricas y, así, minimizar sus costes mediante unos salarios inhumanos. Actualmente —y tras varias reivindicaciones laborales—, el salario mínimo está fijado en los 95 euros mensuales.

Y eso para la industria textil, ya que para el resto de la ciudadanía el salario mínimo interprofesional se fijó en 15,7 euros al mes en 2019. Por su lado, los trabajadores textiles del país asiático disponían de un salario mínimo de 11 euros y medio hasta 2010, cuando ascendió a casi 27 euros. En 2013, la paga mínima fue fijada por la Comisión gubernamental de salarios de Bangladesh a los 50 euros después de varias huelgas organizadas por los empleados del sector textil. Según los últimos datos recogidos, Inditex dispone de 513.000 trabajadores distribuidos en 288 fábricas. Teniendo en cuenta dichos números y la paga mínima de Bangladesh, el grupo empresarial se gasta en salarios casi 49 millones de euros.

Si Ortega no hubiese recurrido a la deslocalización para minimizar sus costes y maximizar sus beneficios y, por ende, ese medio millón de trabajadores fueran españoles —lo que reduciría las tasas de paro y contaría con unas condiciones laborales dignas—, Inditex debería pagar más de 487 millones de euros —y eso teniendo en cuenta únicamente el salario mínimo interprofesional de 950 euros—. Además, Inditex también se ahorra impuestos en España al facturar sus ventas por Internet en Irlanda.

Por lo tanto, solo las deslocalizaciones en Bangladesh suponen al fundador multimillonario un ahorro de unos 438 millones de euros. Uno cifra que, en consecuencia, no contribuye vía impuestos a los servicios públicos que garantizan la calidad de vida de la población. Cifras vertiginosas que no tienen en cuenta el resto de deslocalizaciones de la empresa en países como Argentina, desde donde en 2013 señalaron a Zara por recurrir al “trabajo esclavo” en talleres clandestinos de Buenos Aires.

PARAÍSOS FISCALES Y EVASIÓN
Ortega, quien llegó a ocupar el primer puesto de la lista Forbes como el hombre más rico del mundo, también está presente en el paraíso fiscal de Luxemburgo, donde en junio se desveló que el empresario tiene domiciliadas dos compañías para la gestión de sus bienes inmuebles y entre las que sumaría, según los datos las cuentas de 2019, al menos unos 1.300 millones de euros en activos. Por otro lado, el pasado mes de septiembre salía a la luz que el empresario había utilizado unas sociedades creadas en Malta en 2008 para ahorrarse unos 25 millones en la adquisición de un megayate.

Una larga lista de vinculaciones con presuntos casos de evasión que, junto a los casos de deslocalización y otras operaciones para maximizar los beneficios de la empresa a costa de condiciones laborales, evidencian que los 280 millones de euros de esta última, publicitaria y pública donación no compensan las cifras millonarias que nunca llegarán a beneficiar a los servicios públicos españoles a causa de dichas maniobras de ética cuestionable.

Para hablar de Amancio Ortega debería de lavarse la boca.