Amantes del teatro y la lectura

Entremés "Ganas de reñir"
Foto enviada por peregrina


Qué recuerdos, parece que estoy viendto a la obra en la puerta de Martirio, Julian, creo que hacia el papel, Francisco Valladares.
Hola MUNDO. Venga anímate, que en cuanto puedas vamos a revolucionar el patio, con teatros, sainetes, y lo que haga falta. Te va a parecer que estás en tú Andalucía.
Yo no recuerdo haber visto esta obra, pero me la imagino como si la hubiera visto.
Todo lo de los hermanos Quintero me encanta, coplas, obras de teatro y todo lo que escribieron. Para mí, eran unos genios.
MARTIRIO: ¿Qué? ¡Acaba hombre! Amagá y no dá es de... de...

JULIÁN: ¿De qué? ¡Acaba tú!

MARTIRIO: Acaba tú primero.

JULIÁN: Sí, voy a acabá, sí; voy a acabá por irme.

MARTIRIO: ¡Como que no deseas otra cosa desde que yegaste!
... (ver texto completo)
Qué recuerdos, parece que estoy viendto a la obra en la puerta de Martirio, Julian, creo que hacia el papel, Francisco Valladares.
MARTIRIO: ¿Qué? ¡Acaba hombre! Amagá y no dá es de... de...

JULIÁN: ¿De qué? ¡Acaba tú!

MARTIRIO: Acaba tú primero.

JULIÁN: Sí, voy a acabá, sí; voy a acabá por irme.

MARTIRIO: ¡Como que no deseas otra cosa desde que yegaste!
... (ver texto completo)
(Pausa. Él no sabe ya qué decirle. Enciende un cigarrillo).

MARTIRIO: ¡No podía fartá la chimenea!

JULIÁN: (Levantándose y tirando el pitillo con rabia). ¡Caray, que no hay manera de entenderte!

MARTIRIO: ¿Ves? ¡Ya está el asiento al aire!

JULIÁN: ¡Pos déjalo! ¡Así se ventila! Quéate con Dios, y tómate un cosimiento pa la sangre, prenda.

MARTIRIO: ¡Ah!, pero, ¿te vas?

JULIÁN: ¡Naturarmente! ¡Ni que te conosiera de dos días! Ya está visto que esta tarde hay que peleá porque sí. Y como está visto y yo no quiero peleá porque sí, me voy sin más espera.

MARTIRIO: Pretextos pa dejarme cuando te aguardan los amigos, no te fartan nunca.

JULIÁN: ¿Es desí, que yo me voy ahora por gusto, por capricho?

MARTIRIO: ¡A vé!

JULIÁN: ¡Ea! ¡Pos no me voy: me quedo! ¡Te brindaré este plato una vez más!

MARTIRIO: ¿Una vez más o una vez menos?

JULIÁN: Eso no lo entiendo, Martirio.

MARTIRIO: Ni yo tampoco. Pero en esta casa er regente de imprenta es mi padre: yo no tengo por qué medí las palabras. Digo siempre lo que se me viene a la boca. Si conviene, bien; y si no, lo dicho; la caye es más larga que ancha y está sembrá de cayejuelas. Don Rodrigo murió en la jorca. Y fuma, fuma si te lo pide er cuerpo.

JULIÁN: No. Te molesta el humo.

MARTIRIO: El humo, no: es lo único que no me molesta. Me molesta er pitiyo. El argodonsito de la boquiya ¡me da un asco!... ¡Uf! ¡Qué asco me da!

JULIÁN: ¡Pos fumo emboquiyaos porque te daban asco los otros!

MARTIRIO: ¡Pos ahora me dan asco los emboquiyaos!

JULIÁN: Sí, sí. (Después de otro silencio, se levanta y se acerca a ella para quemar el último cartucho. Advierte entonces que vuelve a dejar descubierto el roto asiento de la silla, y la tapa con el sombrero). ¿Se te pué preguntá una cosa?

MARTIRIO: Y siento; ¿soy yo un puercoespín?

JULIÁN: ¿Has resibío las pruebas de los retratos?

MARTIRIO: ¿De qué retratos?

JULIÁN: ¡De tos tuyos!

MARTIRIO: ¿De los míos? Pero ¿aquéya soy yo? ¡Qué való tienes! ¡Te lusiste, hombre! Aquéya será una muñeca; pero ¡lo que es yo!... Por toa la vesindá he paseao las pruebas, y la que más ha tomao er retrato por er de una parienta mía más negra que er betún. ¿Soy yo tan negra, hijo?

JULIÁN: ¡Desgrasias! Ya ves tú, yo estaba contento...

MARTIRIO: Amor propio de los artistas. Pero ni conmigo ni con mi familia das nunca en er clavo. Siempre te has de estreyá. Acuérdate de lo der tío Jasinto.

JULIÁN: ¿Qué es lo der tío Jasinto?

MARTIRIO: ¿No te acuerdas? Pos ¡chico bochorno pasó! Le hisiste tú er retrato pa er kilométrico, tomó er tren... y en la primera estasión lo echaron abajo. ¡Si se paresería!

JULIÁN: (Sonriendo). Ese es un cuento que anda por Seviya... y a ti se te ha antojao encajármelo ahora. Pero yo no soy aquer fotógrafo. En fin... la voluntá me sarve. Veremos otra vez.

MARTIRIO: ¡Como que voy yo a está vistiéndome ca cuatro días y subiendo y bajando a tu palomá hasta que tú des en la yema! Y cuidao que te lo previne: ¡yoviendo no sale bien ningún retrato! Pero te empeñaste. Y en er momento de quitarle er tapón a la máquina, diluviaba.

JULIÁN: Sí, sí. (Se hace aire con el sombrero).

MARTIRIO: ¿Tienes caló?

JULIÁN: ¿Es que no lo hase?

MARTIRIO: Yo no tengo ninguno.

JULIÁN: Pos yo sí.

MARTIRIO: Tú eres muy fogoso.

JULIÁN: ¿Muy fogoso? (Con violencia y coraje). ¡Si yo fuera muy fogoso, Martirio!... ... (ver texto completo)
CONTINUACIÓN...

MARTIRIO: Pero has tenío tiempo de hablá de veinte cosas antes que de mi madre; er perro, los sirbíos, mí cara, tu negosio, la hora, las purgas... ¡Lo úrtimo, mi madre! ¡Bien le pagas lo que te quiere! Pos te engañas en más de la mitá: mi madre, pa mí, es lo primero. Si lo quieres así, lo tomas, y si no, lo dejas. Esto no armite variante.

JULIÁN: To lo que sea pa ti lo primero lo es siempre pa mí.

MARTIRIO: ¿Mi madre va a sé pa ti primero que tu madre? ¡Eso se lo cuentas a tu abuela!

JULIÁN: Bueno, cuando no se quiere comprendé...

MARTIRIO: ¡Si yo soy un soquete!

(Pausa).

JULIÁN: ¿No me has sacao siya?

MARTIRIO: ¡Como no pensaba que ibas a vení tan temprano!... ¡Has venío tan temprano!...

JULIÁN: Claro; sí. Iré yo por una, en castigo.

(Va a entrar en la casa y la impertinencia de Martirio lo detiene).

MARTIRIO: Mi padre, bueno; grasias.

JULIÁN: Con tu padre he estao yo hablando hase sinco minutos, y sé que está bueno. Salía de la imprenta y lo he acompañao hasta er café.

MARTIRIO: Pero ¡yo no soy adivinadora!

JULIÁN: Es verdá. ¡Ni yo adivinadó tampoco! ¡Y bien que lo siento; porque me gustaría adiviná qué caracoles te susede esta tarde!

MARTIRIO: Mira, mira, fotógrafo: gritos y palabrotas, no; que la caye es muy ancha y pues irte por donde más coraje te dé. (Julián hace un gesto, y luego se vuelve de nuevo hacia la casa para entrar en ella). ¡Ahí está! Ensima, vuérveme la esparda.

JULIÁN; ¡Si voy por la siya! ¿He de entrá en tu casa andando pa atrás, como pasean las monjas?

(Se mete dentro tal como dice).

MARTIRIO: Ya verás, ya verás. Todavía no he empesao. Y er día que me coge con ganas de reñi, ér mismo me ayuda. Na más de verlo tan campante, se me aumentan. Paesco una gata frente a un perro. Ya verás, ya verás. (A él, que trae una silla). ¡Hombre, qué bonito! ¿No se te ha ocurrío cogé la siya más que de la sala?

JULIÁN: La que he encontrao más serca, Martirio.

MARTIRIO: Y, ¿no se te figura mucho lujo pa la puerta e la caye?

JULIÁN; ¿Cuár traigo entonses? ¡Dímelo tú!

MARTIRIO: ¡Cuarquiera menos ésa!

JULIÁN: ¡Bueno! (Éntrase en la casa otra vez).

MARTIRIO: Ya verás, ya verás. ¿De dónde sacará mi madre que pa reñí hasen farta motivos? ¡Chocheses! Y, sobre to, que si yo no riño esta tarde, no duermo esta noche. ¡Y prefiero que no duerma é!

(Vuelve Julián con otra silla vieja cuyo asiento está roto).

JULIÁN: ¿Habré asertao ahora? ¡No me dirás que ésta es de lujo!

MARTIRIO: ¡Mira qué ánge tienes también! ¡Míralo qué grasioso! ¡Ponme en vergüensa, hombre! ¡Que cuarquiera que pase y la vea prinsipie a yamá a voses ar siyero!

JULIÁN: No tengas cuidao, porque el asiento voy a taparlo yo ahora mismo. (Se sienta). Ya está. ¡Lo que es otra siya no saco! ... (ver texto completo)
Entremés "Ganas de reñir"

Un rincón en un calle de Sevilla. Puerta de la casa de Martirio. Es por la tarde, en primavera.

Martirio, bellísima mujer, hija de un popular regente de imprenta, sale a la puerta de su casa a esperar sentada a su novio, que es fotógrafo. Tiene los ojos negros y negro el cabello, y esta tarde, negras también las intenciones. Le ha amanecido el día con ganas de reñir.

MARTIRIO: ¡Jesús con mi madre! ¡Las cosas de las viejas, señó! Si una no riñera con su novio na ... (ver texto completo)