Para su lectura:

Ya no tengo ninguna duda, respecto de que a una persona sólo se la conoce bien además de por las ideas por sus sueños, si se está tan cerca de ella que puedas compartir también los ratos de ocio y de amor, del mismo modo que en el caso de algunas mujeres su estado de ánimo dice menos cualquier confesión suya que lo que a un palmo de distancia te comunica su deseo con una insinuación. Gente que habla “sin ton ni son” y es menos expresiva que aquella otra que reserva su actitud con el silencio y no desmerece en absoluto cualquier conversación.
En ese ambiente que tanto echo a veces de menos puede uno darse cuenta de que con sorprendente frecuencia las personas que resultan fascinantes son las mismas que por lo general suelen callarse cosas que serian improcedente contarlas. Un amigo mío Comisario, me reconoció, que estaba seguro de que sus hijos le escucharían con mas admiración si en vez de hablarles de la detención de un sujeto en su comisaría, les contase que había decidido atracar la sucursal del banco mas cercano.
No quiero que alguien piense que hago apología. Se trata sólo de una reflexión personal sin ninguna intención pedagógica.
En realidad, estas cosas se descubren al borde de 18/20 años, cuando uno se da cuenta de que les interesa poco a las chicas por mechar ya su cabello por que prefieren al muchacho turbio y poco recomendable, el sujeto del que se sabe que al cabo de los años será para ella el impagable recuerdo de aquella noche en la que descubrió que las frases que mejor describen las pasiones son exactamente las mismas que a cierta edad en vez de dormir se sueña, y en vez de besos en la boca son besos a la almohada.

Buenas noches