Entremés "Ganas de reñir", Amantes del teatro y la lectura

Entremés "Ganas de reñir"

Un rincón en un calle de Sevilla. Puerta de la casa de Martirio. Es por la tarde, en primavera.

Martirio, bellísima mujer, hija de un popular regente de imprenta, sale a la puerta de su casa a esperar sentada a su novio, que es fotógrafo. Tiene los ojos negros y negro el cabello, y esta tarde, negras también las intenciones. Le ha amanecido el día con ganas de reñir.

MARTIRIO: ¡Jesús con mi madre! ¡Las cosas de las viejas, señó! Si una no riñera con su novio na más que cuando tiene motivos, ¡vaya una grasia! ¡Una grasia mohosa! La cuestión es reñí sin motivo. Se tienen ganas de reñí como se tienen ganas de comerse un durse o de toma un pescao. Y hoy tengo yo ganas de reñí. Y riño. ¡Ya lo creo que riño! Santitos que me pinte van a sé demonios. Esta tarde riño con é. No es que terminemos, no; es que riño esta tarde. Se me ha puesto en la cabesa reñí. Ayí viene. Míalo qué risueño. Poco le va a durá la sonrisa. Y contoneándose. Ya te daré yo contoneo. Y creyendo que lo voy a resibí como a un Rey Mago. ¡Sirba, sirba!... ¡To el aire que eches fuera te lo vas a tené que sorbé!... ¡Sirba, sirba!...

(Breve pausa). (Sale, en efecto, silbando, Julián, con rostro placentero.
El hombre viene a pasar allí el mejor rato de todo el día).

JULIÁN: ¡Hola, perdisión!

MARTIRIO: ¡Hola! ¿No traes er perro?

JULIÁN: No. Lo he dejao en casa.

MARTIRIO: ¡Como venías sirbando!...

JULIÁN: ¡Ah! Contento que está uno.

MARTIRIO: ¿Estás tú contento?

JULIÁN: ¿No me ves? ¿Y tú, no estás contenta?

MARTIRIO: Estándolo tú...

JULIÁN: Me lo dises con una cara...

MARTIRIO: Con la que tengo, hijo.

JULIÁN: ¿Te pasa argo?

MARTIRIO: ¿A mi? ¿Por qué?

JULIÁN: ¡Qué sé yo! Te veo de una forma... ¿Me he retardao, quisás? (Mira su reloj). Ar contrario: no; son las seis, y tos los días vengo a las seis y media...

MARTIRIO: Lo cuá sinifica que tos los días pues vení antes, y no vienes... porque no se te antoja.

JULIÁN: Según se da er trabajo en la fotografía...

MARTIRIO: Yo no me voy a meté en averiguarlo, ¿sabes?

JULIÁN: Unas veses acude mucho público y otras veses poco...

MARTIRIO: ¡Si no te pido esplicasiones, Julián! Ayá tú.

JULIÁN: Er resurtao es que te incomodas porque vengo a verte media hora antes. Lo tendré presente pa mañana.

MARTIRIO: ¿Pa mañana? No pienses pa tan lejos.

JULIÁN: ¿Eh?

MARTIRIO: Ya lo he dicho.

JULIÁN: (Haciéndose cargo de la situación, como otras veces). ¡Bueno está! (Pausa. Silba de nuevo).

MARTIRIO: Sirba, hijo, sirba más; a vé si viene er perro y me yena de purgas.

JULIÁN: Tú, tú; que mi perro no tiene purgas.

MARTIRIO: ¡Ah! es verdá: soy yo quien se las pega ar perro.

JULIÁN: Pero, mujé, ¿qué bicho te ha picao?

MARTIRIO: ¡Habrá sío una purga!

JULIÁN: ¡Vaya! ¿Y tu madre?

MARTIRIO: ¡Ya era hora, hombre!

JULIÁN: ¿Qué?

MARTIRIO: ¡Ya era hora de que me preguntaras por eya!

JULIÁN: ¡Si acabo de yegá, Martirio!