SEGOVIANO. ¡Alma cándida! ¿Qué tendrás tú que debatir?...

SEGOVIANO. ¡Alma cándida! ¿Qué tendrás tú que debatir? ¿Sabes hacerlo? Sin insultar. ¿Quieres debatir conmigo cualquier tema? ¡Pobrecillo!