Confidente policial, líder minero, evasor… El truco final del 'capo' Villa, Asturias

Confidente policial, líder minero, evasor… El truco final del 'capo' Villa

Guerra judicial y médica en Asturias para lograr que el exlíder del Soma-UGT declare por corrupción. Hablamos con los hombres que denunciaron a Villa cuando nadie se atrevía

“En Asturias manda Villa”. Todo aquel que viviera o pasara por Asturias en los años ochenta y noventa escuchó alguna vez esa frase. En cenas familiares o en bares, dicha por izquierdistas o derechistas, con temor o con respeto, a gritos o por lo bajini..., no había afirmación que generara más consenso, como no había quien se atreviera a señalar que el rey Villa… estaba desnudo. En Asturias mandaba Villa, y punto.
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Hasta que todo saltó por los aires hace dos años, pocos meses después de que se retirara de la primera línea política, cuando se descubrió que había regularizado 1,4 millones de euros en la amnistía fiscal de Montoro, lo que le valió el repudio del sindicato y del partido. El origen del dinero no gustaba a la Fiscalía Anticorrupción, cuya investigación apunta ahora hacia un enriquecimiento a base de dietas sindicales (las suyas y las de otros) y mordidas en obras —geriátrico del Montepío— gestionadas por el SOMA.

Pero los tiempos judiciales son largos, y la espera se ha convertido en un sainete. Por un lado, la comisión parlamentaria sobre el caso Villa se cerró en Asturias al más puro estilo italiano, es decir, en falso, en otra demostración de que la mejor manera de enterrar un escándalo es montar una comisión parlamentaria.

Por el otro, Villa lleva atrincherado en su domicilio desde que estalló el escándalo; ni el Parlamento ni los jueces han logrado aún que declare, en una deriva que ha alcanzado ahora cimas berlanguianas, con Villa y su mujer entrando y saliendo del hospital alegando demencia y los tribunales enviando médicos a su casa a hacerle exámenes neurológicos tras sortear las maniobras dilatorias de su defensa. Una guerra médica que podría resolverse la semana que viene, cuando el Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo decida si puede o no declarar. ¿Estamos ante la última impostura de Villa o está realmente enfermo; Parece que un poco de todo.

El rumor sobre los chivatazos policiales de Villa siempre había circulado entre la disidencia asturiana, pero fue Fouz el que lo demostró. “Había algo en su biografía oficial que era muy sospechoso. ¿Cómo es posible que tras ser expulsado de la mina en Hunosa encontrara trabajo en otra empresa estatal como Ensidesa? Muy fácil: le metió allí la Policía”, razona Fouz.
Gómez Fouz, hijo de un subinspector de la Policía Nacional, tenía documentación y fuentes de primera, como Claudio Ramos, jefe de la temida brigada político-social en Asturias, encargado personalmente de reclutar e infiltrar a Villa.

“Villa le contó a Claudio Ramos la situación en la que se encontraba, sin trabajo y Claudio Ramos le dijo que eso estaba arreglado, y le metió a trabajar como trenista en la mina Miravalles de su amigo Efrén, en La Colladona, convirtiéndose a partir de entonces en un extraordinario servidor del policía… Cuando había reunión de la CNT, la UGT u otra organización clandestina, Villa hablaba con Claudio Ramos y preguntaba si debía de ir. La respuesta del policía era siempre la misma: 'Claro, vete, así luego nos enteramos de todo'”, cuenta Fouz en el libro, que aporta informes de Villa a la policía escritos a mano por los agentes.
¿Cómo es posible que tras ser expulsado de la mina en Hunosa encontrara trabajo en otra empresa estatal como Ensidesa? Muy fácil: le metió allí la Policía

Si fuera un animal en lugar de un periodista, Xuan Cándano (San Esteban de Bocamar, 1959) sería una mosca cojonera. Cándano, trabajador de RTVE, dirige la revista de investigación que se ha convertido en la bestia negra de los poderes institucionales y económicos asturianos, 'Atlántica XXII', que además de varias exclusivas sobre el enriquecimiento de Villa ha sacado informaciones calientes sobre el desahogado patrimonio inmobiliario de Javier Fernández, presidente del Principado y de la gestora del PSOE; o sobre los vínculos de Fernández con las tramas del carbón.

La gran paradoja de Villa es que el hombre al que temía media Asturias… vivía con miedo. Miedo a que descubrieran sus imposturas, miedo a la disidencia que no tragaba con sus métodos, miedo a casi cualquier cosa que se moviera. “Desde que se destapó el escándalo de su fortuna no volvió a salir de casa, pero es que siempre tuvo miedo escénico. Yo estaba el día que salió del pozo Barredo (Mieres) tras un encierro en las navidades de 1991: salió acojonado, y eso que lo hizo en olor de multitud, porque las corrientes mineras críticas habían hecho cuatro pintadas contra el”, aclara el periodista.

Villa logró la paz social con argucias, y Asturias pagó un precio terrible
“Su parte teatral se debía a un gran complejo de inferioridad y al temor a que se descubriera el fraude. Siempre ha sido un timo, desde que apareció en la mina de la mano de la brigada político-social. Y siempre ha sido muy miedoso, pero como estaba protegido por una guardia pretoriana, se venía arriba con facilidad: una vez me montó un pollo en el Musel [puerto de Gijón] delante de 200 mineros; pensé que me iban a arrojar al mar”, rememora Cándano.

. Las prejubilaciones mineras convirtieron a Villa en el caudillo, nadie cuestionaba nada y todo el mundo miraba hacia otro lado. Su poder llegaba a todos los lados: caja de ahorros, gobierno autonómico, ayuntamientos, medios de comunicación y chiringuitos varios. Villa logró la paz social con argucias, y Asturias pagó un precio terrible. El SOMA que aún sobrevive y el gobierno de Javier Fernández vienen de esa cultura, la villista, la cultura de la opacidad, la falta de transparencia, el amiguismo, y el clientelismo. El actual PSOE asturiano está hecho a imagen y semejanza de Villa, y me temo que sus figuras no se pueden reciclar”, resume el periodista.
A Cándano le de la risa floja cuando se le recuerda el prestigio que tiene ahora Javier Fernández a nivel estatal. El ascenso de Fernández por el socialismo asturiano —director regional de minas, consejero de Industria, etc.— contó siempre con el apadrinamiento de Villa. Cuando se convirtió en el líder de la gestora del PSOE, los periódicos de Madrid se hartaron de usar la siguiente muletilla: “Javier Fernández, el referente moral del PSOE”. “Yo me parto de risa cada vez que lo escucho”, zanja Cándano.

El sindicalista huracanado
Antón Saavedra (Morena de Aller, 1948) es lo que en Asturias se conoce como un paisano. Grande, tocado con boina y con la fuerza de un huracán cuando brama contra la corrupción. Curtido en la mina y en la militancia antifranquista, Saavedra fue secretario general estatal de minería de la UGT (1978-1990), hasta que se enfrentó con Villa —choque de trenes nucleares—, salió tarifando del entorno SOMA-UGT-PSOE y se convirtió en el azote del poder progresista asturiano —recuerden: el PSOE ha gobernado la autonomía durante 32 de sus 37 años de vida—, como indica el título de su (incendiario) último libro: 'Villamocho. La corrupción en el sindicalismo minero'.

“La enfermedad de Villa es una obra de teatro, una tragicomedia, nada fuera de lo normal: a los que le conocemos desde los setenta ya no nos sorprende nada. En momentos difíciles siempre recurrió a una enfermedad… inexistente. Es una obra circense de su entorno para enmarañar el caso; por una razón muy sencilla: lo que se descubrió hasta ahora es la calderilla. Los fondos mineros movieron miles de millones de euros. Todo esto no ha sido obra de una persona. El pájaro Villa ponía y quitaba presidentes autonómicos y presidentes de cajas de ahorros, así que, como es lógico, hay mucha gente que tiene miedo a que cante
Los 1,4 millones de euros de Villa son la calderilla, lo que estaba a mano para funcionar en el día a día. Hay muchas más mordidas por investigar

“Claramente sí. El modo en que le eliminaron fue extraño por lo acelerado, con Javier Fernández, hijo político de Villa, jugando un papel destacado. Villa no tuvo tiempo a decir esta boca es mía. ‘El País’ sacó la información sobre el dinero de Villa pocas horas después de que el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se reuniera en Asturias con Javier Fernández, en una visita gestionada de la noche a la mañana. ¡Anda, qué casualidad! Que Villa es ahora el chivo expiatorio está claro, otra cosa son sus responsabilidades penales, que son un taco, pero es que sus 1,4 millones de euros son la calderilla, lo que estaba a mano para funcionar en el día a día. Hay muchas más mordidas por inve
Villa lideró el sindicato que gestionó gran parte de la lucrativa derrota del movimiento obrero asturiano. O cuando el polvorín social generado por la reconversión industrial se canalizó vía multimillonarias ayudas públicas y prejubilaciones mineras; que resultaron ser pan para hoy y hambre para mañana.