LA HISTORIA DE MIS GATOS, Burgos

LA HISTORIA DE MIS GATOS

Los últimos gatos que tuvimos fueron dos gatitos rubios, que eran una monada pero muy ariscos, al principio. Después de uno en uno eran cariñosos pero los dos juntos tenían dos papeles diferentes. De pequeños estuvieron juntos pero al crecer, uno se adueñó del espacio y el otro se hizo callejero (por necesidad, lo supe mas tarde)
Venía de vez en cuando herido por las peleas con otros gatos. Se reponía y se volvía a marchar.

Te lo podías encontrar en cualquier sitio. E incluso, una vez, se lo llevó una señora a su casa, pero se escapaba siempre y volvía a hacer acto de presencia por la nuestra.
Se iba a la residencia de mayores y le querían mucho; aunque fuese callejero pues se daba a querer de todo el mundo.
Entraba a nuestra casa y salía cuando quería, volvía, y se marchaba de nuevo.

El que se quedaba en casa era muy mimoso pero era él el que no le dejaba al otro compartir su territorio.

Total que se murió el gato casero, y entonces, volvió el gato que creíamos tan juerguista y liberal. No venía herido ni nada, y sí a heredar la casa que le había dejado su hermano al morir. La que era suya pero que por evitar grescas, cedía a su hermanito gatuno mientras vivió.

Como digo, a su muerte, tomó posesión de su casa y se hizo mas cariñoso, casero y confiado. Se ve que su hermano no le dejaba ser así. Tenía una predilección especial por los peregrinos y peregrinas. Les engatusaba y éstos le fotografiaban por lo simpático que era.

Un día, vi a una peregrina y bajé porque le estaba haciendo una foto y pensé que quedaría muy bien una foto dentro de otra foto. Yo haciendo la foto a la peregrina francesa que a su vez le hacía la foto a mi confiado gato que antes había sido bastante osado.

Un bonito recuerdo pues el gato a los dos meses murió atropellado.
Después quisimos tener otros pero no fue posible. Se morían todos. Ahora en vez de gatos, tenemos perros de caza que son muy leales y cariñosos.