(sigue el anterior artículo en su recta final), Burgos

(sigue el anterior artículo en su recta final)

DE PATITAS EN LA CALLE

La misma obra pública de la carretera de Tardajos tuvo que supeditar sus trabajos a las excavaciones arqueológicas que, pensadas para una semana, se prolongaron durante un mes. Barahona asegura que "en no pocas obras públicas se encuentran restos arqueológicos y los trabajos se interrumpen. Los técnicos las datan, las inventarían y se rescatan los restos posibles para preservar el patrimonio artístico". Para que no falte el otro parámetro de los políticos, hace referencia a lo "limitado de los presupuestos para acometer sistemáticamente la riqueza arqueológica de Burgos".

Quizá el término municipal de Tardajos no dé para mucho con su agricultura. Quizá su futuro sea el de ciudad dormitorio de la capital, con su polígono industrial incluido. Pero sin lugar a dudas, su patrimonio artístico debe tener el mejor de los futuros, y no servir de cimientos ni a urbanizaciones ni a industrias. No se trata de escombros, sino de ruinas, de yacimientos arqueológicos.
Casi es de desear que este tipo de construcciones, como la de los dos chalets adosados de Tardajos, se acomentan por falta de conocimiento, por pura ignorancia; porque si lo ocurrido ha pasado con conocimiento de causa, el desprecio a la cultura es tal que entre los que gobiernan podríamos encontrar a quienes no sabían de leyes, aquellos que dejaron el Imperio Romano como un solar: los bárbaros.