Resulta que habíamos salido del paseo de la Isla y al paseo volvimos de nuevo. A pasear, aunque sabemos volar, a veces nos gusta ir por el suelo como cualquier mortal. Nosotras si que nos reímos de lo lindo de cosas graciosas, o raras o simplemente divertidas.
Hace unos días estábamos tan tranquilas cuando vimos a una mujer, que parecía que iba por las nubes y de repente, zas, menuda caída.
Si le dolería que se sentó en el suelo y lo primero que hizo fue mirar a ver si alguien la había visto caer. Como no vio a nadie (no se fijó que nosotras nos damos cuenta de todo pero para los ojos de la gente somos invisibles, o por lo menos no nos consideran nuestra capacidad de ver porque no vamos a hablar, creen, pero claro, podemos escribir y no lo saben) se entretuvo un rato mientras se le pasaba el dolor de la torcedura y para nuestra sorpresa, se levantó y siguió caminando como si tal cosa. Así que la seguimos...