DISCUSIÓN

Yo pongo a la catedral como testigo.
En ella baso mis ideas.
Es tangible, visible.
Se eleva desafiando, y yo también te desafío.
Pon todo lo material a su lado,
yo lo invisible,
¿Quien puede más?
Yo diría que el dinero es hueco,
no me sirve, no me hace feliz.
No me ayuda a capturar ningún anhelo.
Si me dejas demostrarlo...
Haría una hoguera y al final sería humo,
tan solo una nube diminuta a lo lejos.
Nada.
Pero el espíritu ha ganado mil batallas.
Por lo sincero, limpio; por el valor
se estima al caballero.
Con honra y fe se han forjado grandes ideales;
personas al fin, dotadas de voz y de palabras.

Ella nos contempla, nos mira
desde el fondo de los siglos.
Evidencia mis argumentos.
El humo se disipa entorno suyo.
Pero ella vive, gime, brilla con luz propia, y se debate
sacando luz a su pasado.
Resistiendo el paso de los siglos.
No me preguntes cómo.
Es la prueba de la existencia
que hermana la voz, la acción y la palabra.
Sigue altiva enarbolando su esencia,
tejiendo filigranas en los aires.
Conciliando cuerpo y alma
de pináculos agudos, desgarrados,
donde se funden en un crisol
gritos, llantos y alaridos.
Es la humanidad que se lamenta,
que no cambia.
Ella nos contempla, ella es la prueba:
Existe el alma.
La forjaron haciéndola plegaria
y devolvió el eco de su queja en presencia,
en rezos del cristiano viejo y nuevo.
Ahora y siempre la fe mueve montañas.
Teje sueños, eleva fantasía,
fortifica y transforma
débiles castillos en grandes fortalezas,
y los hace inexpugnables.
Sí, existe el espíritu
por más que niegues, que ella sola,
puede resurgir de entre las sombras.

Carmen García