Carmen, cuanta razón tienes, que al llamar a las cosas...

Estrella:
estaba contestando en otro espacio y se me ha evaporado. Hablaba de un caciquismmo aceptado, e incluso pactado.

Lo bueno, y de lo que estoy tan orgullosa, es de haber sido siempre yo misma -desde los valores que aprendí en nuestra tierra, que son los valores universales que los escritores de aquí y de allá, siempre mantuvieron y propagaron.

El sistema me incluyó durante un tiempo, y menos mal que no me dejé engatusar, me seguí manteniendo firme en mis convicciones. Si tenía que exponer algo con claridad y contundencia, lo hice. Y eso se queda marcado en tu expediente personal para tu propia satisfacción.

Y cuando tuve todos los datos que permanecían ocultos, los di a conocer. Quizás eso no reporte ganancias materiales pero te sigue reafirmando tu moral.

Una puede decir muy alto y muy claro, que sigue teniendo palabra de honor. Que ha influido para bien en todo lo que ha tenido oportunidad, y que te deja un buen sabor de boca el haber sido así.

Otra cosa es que ser así conlleva asumir que no te van a aplaudir, que no va a gustar a muchos lo que dices, que van a intentar poner freno a lo que haces...

Es la otra cara de la moneda de intentar ser una misma, formada en los valores que la sociedad predica pero no se cree.

Asumo las consecuencias porque creo que mi camino ha sido siempre el correcto. Si una ha aprendido una serie de valores, los debe mostrar en su propia vida.

Saludos

Carmen, cuanta razón tienes, que al llamar a las cosas por su nombre, no te aplaudan. Eso es muy frecuente. Así nos va.
Pero no te preocupes, el ser humano, todo lo que tiene de necio, lo tiene de inteligente, y a la final, la inteligencia se pondrá por encima de la necedad.

Salusos
Estrella