CARMEN. De nuevo ando por aquí....

CARMEN. Te prometí hablar del tema de la pesca. Vamos por partes, los ríos leoneses -quizás los mejores no ya de España, sino de toda Europa-, fueron no hace muchos años, sin lugar a dudas: LOS MEJORES. Pero fíjate, digo fueron, no que sean en la actualidad. En todos los ríos leoneses abundaba la trucha, la trucha autóctona del país, la trucha asalmonada en unos cuantos ríos, no en todos, pero sí en los principales por su caudal y longitud: ESLA, PORMA. ÓRBIGO y alguno que otro más. Al mismo tiempo convivían las bogas, los barbos, los escallos con las truchas, y algún otro pececillo de poca importancia, pero que también surcaban las aguas profundas de los ríos leoneses. Pues bien, es de lógica aplastante que el ser humano se defiende muy bien en el medio que le ha tocado vivir, nos desplazamos por nuestro planeta con cierta agilidad descubriendo todos los días algo nuevo. Conocemos la tierra que pisamos como la palma de la mano, y es aquí donde quiero llegar, lo mismo que nosotros conocemos nuestro Planeta (tierra) la pesca en los ríos tiene "su carta de presentación", a pesar de que el hombre se crea superior, se ha de tener en cuenta que ellos "viven en su medio y que allí nos dan lecciones", verdaderas lecciones que con el paso del tiempo vamos ganando terreno a nuestros "amigos y simpáticos peces de río", pero hay que aprender a "dominar" el río y saber las costumbres de nuestros peces.

Continuará.

Un saludo.

Me encanta el tema. Así que enséñanos lo que sepas. Admiro mucho las tierras de León y sus buenos productos.

CARMEN. De nuevo ando por aquí.

Con toda esa unión de peces fluviales, he de decir que también cohabitaba con ellos el cangrejo. En cualquier río (de alta montaña no), riachuelo, presa, reguero, laguna... hacía acto de presencia el cangrejo. Un buen desinfectante de nuestros ríos, limpiaba las aguas putrefactas, aguas a las cuales alguien siempre echaba una oveja muerta, un cerdo, una ternera... nuestros carroñeros cangrejos se prestaban a dejar limpio el lugar, y ya lo creo que sí. ¡Había tantos!

Pero volvamos a los peces. Habrás notado, para ello hay que estar días y días observando la vida de estos animalillos, observando sus costumbres. Yo solía hacerlo cuando no picaban, aunque los escallos y las bogas casi todo el día picaban, las truchas y los barbos no tanto, pues bien, sentado en la pradera veía la "vida" de los peces. Como subían a la superficie, como removían piedras para encontrar el alimento, como el pez grande pegaba de vez en cuando una carrera al pez chico. Cuando el río traía poca agua porque no llovía o la fuente de alimentación era muy pequeña, los peces: barbos, bogas y escallos subían a la superficie y veías hermosos ejemplares de barbos, pues bien, estimada Carmen, cuando algo caía en el agua, una rama de un árbol, una piedra pequeña que tiraba, una hoja, o simplemente, metía ruido con los pies en el agua, observaba que las bogas y los escallos (principalmente éstos) iban a ver que había caído en el agua, no se asustaban, excepto, amiga mía: EL BARBO. Este pez huía rápidamente y no sabía dónde esconderse, tenía mucho miedo. La trucha iba por libre, no hacía caso de lo que caía en las aguas del río. Nadaba con cierta elegancia y si decidía marchar lo hacía a su paso y despacio, si no la obligabas.

Seguiré contando.

Un saludo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Angel:

¡qué apasionante era la vida de los ríos! Desde que los estudiosos metieron las zarpas, lo destrozaron. El pequeño río de mi pueblo, el Ablanquejo, lo disfruté mucho: Los pececillos pasaban y los veía mientras nadaba, pero como no era pescadora, los dejaba en paz. Sí me iba con una vecina, la mujer del guarda de la Unión Resinera a acompañarla a pescar porque ella tenía licencia; y ya los cangrejos empezaban a escasear, por lo que simplemente los veía en el retel, sin más, y siempre pocos. ... (ver texto completo)