Algún día puede que vuelva a ver mi tierra sin prisas ni agobios pero lo que es mas cierto, Castilla la Mancha

Algún día puede que vuelva a ver mi tierra sin prisas ni agobios pero lo que es mas cierto que el Evangelio es que contraje una deuda con ella. Nadie me dio mas nunca sin pedirme tan poco.
Salud, lo primero. En cuanto me iba a Madrid, mi salud caía en picado. Y no me recuperaba en cuanto ponía mis pies en mis pueblos del Alto Tajo.
Pudiera haber sido una gran pintora o una mediocre pintora, nunca se sabe; porque mi abuela manchega pero "urbanita" así lo pretendía.
A esta niña la apunto en el verano a que aprenda a pintar que se concentra mucho en sus estudios.
Pero ocurría que aquella niña se quedaba sin aire en el verano, se asfixiaba y se tenía que ir sino por gusto si por necesidad.
"No abuela, no quiero ni ir al cine, ni pasteles de nata, ni chocolatinas rellenas de fresa, ni ser tu nieta modelo como me llamas. Quiero irme a respirar el aire de mis pinos y a recuperarme, que estos calores me hunden. Y a ser una mas en la plaza de Ciruelos en el juego del balón prisionero, aún a riesgo de recibir un balonazo. "
Así fue, aquel año en vez de viajar en coche o en autobús, viajé en avión de débil que estaba y como entre las nubes me fui cayendo hasta llegar a mi destino. Mi pueblo de aquel año, mi Ciruelos del alma me estaba esperando a que fuese al pinar a operar a los saltamontes. ¡Pobrecillos!