Segunda parada ya en las cercanías de Toledo, Castilla la Mancha

Segunda parada ya en las cercanías de Toledo

El viaje ya estaba resultando un poco largo, una vez que dejamos el laberinto madrileño de lado, y seguimos rumbo a la ciudad elegida en la excursión de fin de curso de la Coral sin tener que cantar, y solo conocer llanamente Toledo; como fue mi caso, esa ciudad todavía desconocida para mi en la segunda parada.

La segunda parada fue un poco decepcionante pues el lugar parecía fantasmal. Un restaurante cerrado, donde paran los conductores de autobús, que me dije si no nos estarían tomando el pelo. ¡Vaya forma de lucirse que tuvieron!

Ya se sabe que lo que hay que hacer no puede estar a expensas de que haya un lugar apropiado o no. La necesidad manda. los hombres, en ese sentido lo tienen mejor que las mujeres, ¿o no?
Pero tampoco cambia en nosotras que en esas circunstancias también nos acompañamos unas a otras como si de un restaurante se tratase en busca de servicios, que tenemos fama de no ir solas.

Descubrimos un secarral lleno de hierbas donde se supone que había habido jardines pero no estaban nada cuidados. Eso me indicó que quizás no era el día libre del establecimiento. Y porque era domingo, y quizás los domingos hay más trabajo, y los días de librar menos. O al contrario, no se sabe, ni todavía lo sé.

El caso fue que justo al lado, a pocos pasos, descubrimos otro restaurante y al acercarnos pudimos comprobar lo mismo. Cerrado y no ponía "Cerrado por descanso personal"tampoco. Simplemente estaba cerrado y nos volvimos por donde habíamos venido un tanto decepcionadas pues creíamos que habíamos descubierto la luna y nos dimos con la luna del hostal en las narices.
Siempre hay gente prevenida, y mas en los pueblos, que llevan sus meriendas. Pleno al quince, diría por su acierto. L@s que no fuimos prevenidos, a verlas venir. Pero tampoco pasa nada pues no se va a estar siempre comiendo y comiendo; que ayunar de vez en cuando también es bueno. Y encima ya teníamos la comida pagada y reservada que nos esperaría hasta que llegásemos a tal hora como concertamos.
Y lo bueno fue que quedaba poquísimo para ir a Toledo capital, así que volvimos a montar en el autobús y a correr yendo sentados cómodamente.