Un empleado al saber la noticia de que su patrón había muerto en un accidente en el trabajo, pregunta a sus compañeros quién le daría la triste noticia a su esposa. Al preguntarles, les aconseja que sean cuidadosos y sensibles al comunicar la mala nueva. Alonso, quien trabajaba como Psicólogo en la empresa, se ofreció y rápidamente procedió a llamar a la esposa de su jefe:
Ring, ring, ring...
¿Diga?
Buenos días, ¿La señora Martínez?
Sí, yo misma.
¡Señora acaba usted de ganar 2 millones de dólares!
¡Cómo! ¿Pero cómo es eso?
Al convertirse hoy en viuda, la compañía de seguros de su difunto marido, acaba de recibir la autorización para emitir el pago.
¡No! ¡Dios mío!
¡Sí señora! ¡Ni yo mismo lo puedo creer!
Ring, ring, ring...
¿Diga?
Buenos días, ¿La señora Martínez?
Sí, yo misma.
¡Señora acaba usted de ganar 2 millones de dólares!
¡Cómo! ¿Pero cómo es eso?
Al convertirse hoy en viuda, la compañía de seguros de su difunto marido, acaba de recibir la autorización para emitir el pago.
¡No! ¡Dios mío!
¡Sí señora! ¡Ni yo mismo lo puedo creer!