Y ahora... ¡echen la culpa a España!...

Y ahora... ¡echen la culpa a España!

Se pasaron años mintiendo y diciendo que seguirían dentro de la UE. Y ellos se creían su propio embuste.

Ramón Pérez-Maura.

21/11/2017.

Francamente, es muy difícil hacerlo peor. Barcelona tenía todos los requisitos para ganarse la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Empezando por el edificio en el que albergarla. Que como si estuviera pensado para ese fin, lo habían hecho con forma de supositorio. No le faltaba nada. Un clima infinitamente mejor que el de Ámsterdam, al borde del mar Mediterráneo, con unas comunicaciones idóneas y unas condiciones de origen en la industria farmacéutica en las que tenía ventaja sobre casi todos los demás candidatos. Pero Barcelona perdió ayer, como no podía ser de otra manera. En psiquiatría hay un mal bastante conocido que se manifiesta en un trastorno por el cual el paciente relata mentiras que él mismo se cree. Fabula utopías a las que acaba atribuyendo la condición de universos ciertos. Esta banda de disparatados rompedores de la unidad de España se pasaron años mintiendo y diciendo que siendo independientes seguirían dentro de la UE. Todos sabíamos que eso era mentira, pero ellos se creían su propio embuste.

El problema era que Barcelona, los políticos que ganan las elecciones autonómicas allí hasta la fecha, estaban empeñados en romper España y el resto del mundo sabía que eso implicaba salir de la UE. Por eso era imposible que la capital catalana ganase la sede de la EMA. Con buena lógica, la mayoría de los gobiernos no querían correr el riesgo de verse de nuevo dentro de unos años teniendo que hacer otro traslado. Y la mayoría de los pagadores de impuestos europeos les agradece que hayan tenido eso en cuenta. Porque los traslados no salen gratis.

El marxismo de la alcaldesa Colau le ha llevado a decir que a sus votantes no les interesaba esa Agencia. Es lo que pasa cuando tienes de primer munícipe de un ayuntamiento de 40 concejales a quien sólo ganó 11. Que gobierna para las minorías. Minorías para las que no debe de ser necesario beneficiarse del millar de trabajadores y familias que se hubieran instalado en la ciudad, más los 30.000 técnicos que cada año acuden a hacer consultas con la EMA. Por no hablar del presupuesto de 340 millones de euros que gestiona anualmente la agencia. Eso es bueno para cualquiera menos para los votantes de Ada Colau y su padrino Pablo Iglesias. Ellos prefieren seguir amamantándose de las arcas del Estado, que creen ubérrimas, y regando con esa leche a sus seguidores. Igualito que la Venezuela de Chávez y Maduro. Porque como con la Cataluña que iba a seguir dentro de la UE, nos dicen de Venezuela que todo es perfecto allí. Especialemente la sanidad. Y dos huevos duros.

El problema es que los intoxicados por esta enfermedad que propagan los Junqueras, Puigdemont y Colau, entre otros, se fueron a dormir anoche convencidos de que la culpa de haber perdido la EMA la tuvo Madrid. Impasible el ademán.

Ramón Pérez-Maura.

Articulista de Opinión.