Lo que vamos a decidir....

Lo que vamos a decidir.

Salvador Sostres.

Actualizado:

26/11/2017 02:30h.

El apestado de Bruselas le negó ayer legitimidad a lo que llamó «el tripartito del 155», cuando él mismo lo legitimó huyendo como un forajido a Bruselas en lugar de hacerse fuerte en la Generalitat como el presidente de la república independiente que acababa de proclamar.

También lleva unos días preguntándole al presidente Rajoy si aceptará el resultado de las elecciones de diciembre –en el sentido plebiscitario que, por mucho que los independentistas quieran darle, no tienen– cuando él y Esquerra serán los primeros que no van a aceptarlo, como demostraron aquellos días de octubre en que no tuvieron ni el valor, ni la fuerza ni el mínimo respeto a sus votantes para concretar la independencia por miedo a la reacción lógica, democrática y previsible de un Estado ante la rebeldía y cualquier amenaza a su integridad.

Importa muy poco si el conjunto de partidos independentistas ganan o pierden el 21 de diciembre, porque ellos mismos se han derrotado asumiendo el artículo 155, renunciando a la unilateralidad y a la imprescindible violencia que se requiere para derrotar y romper un Estado.

El independentismo se ha creído tanto su propaganda de las sonrisas, de la separación a coste cero, del concepto de la radicalidad democrática bajo el que pretendían dar carta de legalidad a su referendo y, sobre todo, de que España no tiene en Europa prestigio ni aliados, que cuando no ha tenido más remedio que aterrizar en la realidad se ha dado cuenta de que se había llevado a la boca más comida de la que podía masticar.

La independencia de Cataluña no estará en juego ni en cuestión el día 21: primero porque España ha demostrado que es suficientemente sólida y fuerte para mantener su integridad, y segundo porque los secesionistas han demostrado que no están a la altura, ni física ni moral, de su propósito.

Lo que los catalanes vamos a decidir, y no es menor, es si queremos continuar instalados en la inacción y el caos con un Govern incompetente, tramposo y sectario o si queremos pasar página, volver a la prosperidad y recordar que amar a Cataluña no consiste en odiar a España sino en dejar de decir tonterías, entender lo que nos hace felices y ponernos de una vez a trabajar.

Salvador Sostres.

Articulista de Opinión.