¿Elecciones a la vista?...

¿Elecciones a la vista?

Las próximas elecciones va a ganarla el que resulte menos antipático.

José María Carrascal.

Actualizado:

26/10/2018 01:20h.

El Tribunal Supremo procesa a Junqueras y a 17 líderes nacionalistas encarcelados y huidos de la Justicia por rebelión, malversación de fondos públicos y desobediencia, al «haber declarado unilateralmente la independencia de Cataluña». Los máximos cargos se mantienen, con penas que pueden llegar a los 30 años, lo que supone un revés no ya para el secesionismo, sino también para el propio Sánchez, que viene haciéndoles carantoñas para que apoyen sus presupuestos, y pueda terminar la legislatura en La Moncloa. Como es hombre tesonero, les entra por otro ángulo: apoyándose en juristas que limitan la rebelión al alzamiento de militares, pone en duda ese cargo y el resto de la pena, mucho menor, podría eliminarse con un indulto. Para lo que se requeriría que él siguiera en el cargo, porque de Casado y Rivera no pueden esperar ni agua. O sea, que se lo piensen bien porque, como no le apoyen, iban a ser quienes más perdieran.

Al mismo tiempo, el CIS le trae las noticias más dulces que podía esperar: el PSOE no sólo sigue en cabeza en intención de voto (31,6%), sino incluso aumenta su ventaja sobre el segundo, que ya no es el PP (17,3), sino Ciudadanos (21), mientras Podemos logra un ligero avance. Lo que plantea un curioso enigma: todos venimos diciendo que Sánchez aguarda la ocasión de asegurarse la continuidad de su mandato para convocar elecciones. ¿Qué mejor oportunidad que ésta, con el PP en las cotas más bajas y los nacionalistas entre la sartén y el fuego? Sin embargo, no las convoca, mientras PP y Ciudadanos no hacen más que pedirlas, otra incongruencia, pero sólo aparentemente pues también ellos las temen. El que más desconfía de esa encuesta del CIS es Sánchez y no porque no se fíe de ninguna, sino porque nadie mejor que él conoce la «cocina» de José Félix Tezanos, que puso al frente del CIS y está cumpliendo perfectamente su papel. E incluso si ganase, tendría que gobernar con Iglesias, cuyo sueño es arrebatarle el liderato de la izquierda. Con quien realmente quiere gobernar Sánchez es con Ciudadanos, primero, para dejar solo al PP, luego, porque le aproximaría al centro, del que se ha alejado demasiado.

Claro que, como les he dicho más de una vez, éstas pueden ser las cuentas de la lechera, a las que son tan aficionados los actuales políticos españoles. Esta pelea de todos contra todos, incluso dentro del mismo bando, les está castigando por un igual, y más que ganar, procuran no perder más seguidores de los que, por una razón u otra, les ha ocurrido a todos. Las próximas elecciones, en cuya campaña ya estamos aunque nadie la haya anunciado, va a ganarla el que resulte menos antipático. Va a tener un final, cuando sea, digno de ver porque todos están haciendo méritos para perder la carrera. El hartazgo, la repulsa de los españoles hacia sus dirigentes alcanza niveles desconocidos. Basta oír a la gente de todos los colores.

José María Carrascal.

Articulista de Opinión.