Unos, 67 € menos; otros, 93 € más....

Unos, 67 € menos; otros, 93 € más.

Cuando se prima a una región descaradamente otras lo pagan.

Luis Ventoso.

Actualizado:

23/01/2019.

Como norma general, las opiniones politológicas de los actores conviene cogerlas con pinzas, porque se puede ser un portentoso intérprete y un perfecto gañán. Pero reconozcamos que Carmen Maura ha estado sembrada en su somero análisis del proyecto de presupuestos de Sánchez. La actriz, madrileña de Chamberí de ilustre familia, goza de la libertad de decir lo que le place, lujo propio de quienes están ya de vuelta. Carmen peina 73 años, vive alejada en Francia, su talento es reconocido en toda Europa y le importa un bledo que la crujan en nuestras redes sociales por aventar su verdad. Su valoración de los presupuestos de Sánchez, diseñados para comprar el apoyo de los separatistas y seguir durmiendo en La Moncloa, resume el sentir de millones de españoles: «Cada vez que veo que para conquistar a los catalanes les están dando dinero me pone negra, porque no es precisamente la comunidad que más lo necesita. Si acaso es la comunidad que más gasta en tonterías».

Con su verbo coloquial y desenvuelto, la actriz está apuntando una realidad: el dinero público es finito y si se prima descaradamente a una región, otras lo pagan. Existe un dato que resume a la perfección lo que ha hecho Sánchez (y no lo digo porque yo sea gallego, que también): en su proyecto de presupuestos, cada catalán recibe 93 euros más de inversión respecto al ejercicio anterior, mientras que cada vecino de Galicia se queda con 67 euros menos. Esta flagrante discriminación presenta grandes problemas. De entrada, se da de bruces con lo que se supone que es la izquierda, pues no fomenta la igualdad, sino todo lo contrario: prima al más rico en detrimento del rezagado. En segundo lugar vulnera el principio de solidaridad interterritorial, consustancial a todo Estado. Si se aplicase el criterio de Sánchez (otorgar más inversiones a quien tiene más población y aporta más al PIB), los de Barcelona serían alzaprimados frente a los de Tarragona, con muchas mejores calles y servicios, pues el peso de ambas ciudades no es comparable; o los del barrio de Salamanca recibirán más que los de Vallecas. Por último, la decisión de Sánchez crea un pésimo precedente: si eres desleal con el Estado y lo pones en jaque, si no te preocupas por cuadrar tus cuentas y llevas a tu comunidad a la bancarrota, y si te pasas el día insultado desde tu Gobierno autonómico al resto de los Españoles, entonces el Ejecutivo central te dará un 52% más de inversión. Pero si eres leal al Estado, como los gallegos; si cuadras bien tus cuentas, como la Xunta de Feijoó, y si no das la murga con el victimismo separatista, el Gobierno central te laminará las inversiones un 20%, como le ha sucedido a Galicia.

España necesita elecciones. Se requiere un estadista que sitúe el interés general por encima del de su ombligo; en vez de un oportunista que diseña las cuentas públicas disparando con pólvora del rey y con la única meta de salvar un puesto que no ganó en las urnas.

Luis Ventoso.

Director Adjunto.