Era muy fácil....

Era muy fácil.

Nuevo regate de Sánchez en lugar de romper ya con Maduro.

Luis Ventoso.

Actualizado:

27/01/2019 00:13h.

Sánchez, ese valiente que se bate a brazo partido contra el espectro de Franco, muerto hace 43 años, es incapaz de cortar rápido y rotundamente con la atrabiliaria y cruel dictadura de Nicolás Maduro. Ayer recurrió a otro rebuscado regate dialéctico para evitar reconocer al presidente provisional Juan Guaidó y romper así toda amarra con Maduro, cabeza visible de una narco dictadura que ha destrozado Venezuela. Sánchez, el supuesto líder «progresista» para «todas y todos», el rey del Falcon, el pensador que acude a Davos a arreglar el mundo -pero que se niega a explicar en el Senado sus cambalaches secretos con Torra-, resulta que no se atreve a condenar con claridad y energía a un tirano excéntrico e incompetente. No osa a desmarcarse de un sátrapa que usurpa la presidencia tras unas elecciones-pucherazo en las que solo concurrió él, que se ha inventado un Parlamento a su medida tras perder la mayoría en el legítimo.

A pesar de algunos tics antiespañoles, nuestro país conserva un importante ascendente en Hispanoamérica. Además, esta crisis la sentimos como propia, y más cuando una creciente colonia de venezolanos nos han elegido como tierra de refugio (es la comunidad de inmigrantes que más crece en España y aquí viven los padres de Guaidó y Leopoldo López). Así que Sánchez lo tenía fácil cuando compareció ayer en La Moncloa para fijar su posición. Bastaba con que dijese algo así: «Nicolás Maduro gobierna Venezuela de manera dictatorial e ilegal tras haber vulnerado la legalidad constitucional de su país. Además, su tiranía ha sumido a su país en el desabastecimiento, la híper inflación y la miseria y ha provocado el éxodo del 10% de la población. Por todo ello, España se ve obligada a condenar a un régimen que ha acabado con las libertades en Venezuela y reconoce como nuevo mandatario a Juan Guaidó, legítimo presidente provisional de conformidad con la Constitución vigente en su país, esa que Maduro ha incumplido. Por último, como país de referencia en la UE para las relaciones con Hispanoamérica, recomendamos a nuestros socios europeos que reconozcan también al presidente provisional Guaidó, que debe convocar unas elecciones libres e inmediatas». Así de sencillo y honorable, tal y como le pedía Felipe González. Pero no pudo ser. Maduro es un dictador... de izquierdas, y además se trata del padrino de Podemos, el socio de Sánchez. Toca caminar de puntillas.

Pedir a Maduro que convoque elecciones, como hizo Sánchez ayer, equivale a darle cuartelillo, pues supone asumir que tiene derecho a seguir dirigiendo Venezuela. Es notable que Sánchez no repare en que el argumento que otorga legitimidad a Guaidó es el mismo que le permite a él presidir España. Ninguno de los dos ha ganado su presidencia en las urnas, pero ambos la ostentan porque así lo prevén los arreglos constitucionales de sus países para determinadas circunstancias.

Venezuela necesita unas elecciones, ciertamente. Y España también, y con urgencia, porque no es justo seguir bajo el capricho de un prestidigitador de ideario de goma, principios multiusos y verdades elásticas.

Luis Ventoso.

Director Adjunto.