¿España es de izquierdas?...

¿España es de izquierdas?

Sin la gran idea de partirse en tres, la derecha habría goleado al PSOE.

Luis Ventoso.

Actualizado:

30/04/2019 00:09h.

Emana de las televisiones «progresistas», que son todas menos una, un sentimiento de dicha exultante ante los resultados electorales. Tertulianos y presentadores saludan el triunfo de Sánchez como una gesta digna de Aníbal, que ratifica que «España es sociológicamente de izquierdas». El conservadurismo, explican, ha recibido un repaso y se disuelve como un azucarillo en una sociedad abrumadoramente progresista. Ayer hasta vimos la insólita estampa de una periodista de un medio liberal iniciando en plena tertulia de TVE una compungida autocrítica por haber cuestionado a Sánchez. Dado el monopolio del izquierdismo en el hábitat televisivo -una anomalía respecto a otros países-, lo probable es que haya cuajado la tesis de que estas elecciones prueban que España es de izquierdas. ¿Es cierto?

Empecemos con la «enorme» gesta de Sánchez. En efecto, ha ganado bien y merece gobernar. Pero se ha quedado a 53 escaños de la mayoría absoluta, con 14 diputados y un 4,4% menos de votos que Rajoy en los anteriores comicios. Sin embargo, la idea que se enfatizó entonces fue de que el triunfo del PP con 137 diputados había sido pírrico y que sudaría para gobernar (como así fue).

Vamos ahora con la «mayoría sociológica de la izquierda». Es falsa. Descontando el voto nacionalista, derecha e izquierda están empatadas: cada una de esas formas de entender la vida obtuvo once millones de votos. Entonces, ¿por qué nos gobernará la izquierda? Pues porque una de las dos opciones decidió inmolarse compitiendo partida en tres. El viejo Fraga señalaba como su gran logro el haber reunido a toda derecha bajo un único paraguas, donde se cobijaban desde los democristianos centristas hasta personas de posiciones drásticas. Huelga decir que tenía razón. Si en lugar de la sopa de letras PP-Cs-Vox se hubiese presentado un partido único, la suma de los votos desperdigados el domingo habría arrojado una mayoría absoluta de 177 diputados. Superaría al PSOE en 69 escaños (sin embargo, por separado se quedaron en 149 y entronizaron a Sánchez). Vox, con su populismo de modales hirsutos, solo ha conseguido lo previsto: dar oxígeno al PSOE, porque ha provocado una sangría en el PP que no ha traído ventaja práctica alguna para los españoles de ideas conservadoras. Los expertos en comportamientos electorales se aburrieron de advertirlo. Pero cuando los desahogos mandan sobre las neuronas se desprecia a los especialistas tachándolos de «cobardes».

Por último, resulta asombroso -o más bien intolerable- que una vez que Sánchez ha ganado casi se exija a quienes lo han criticado que pidan perdón y callen a partir de ahora. La democracia va precisamente de confrontar puntos de vista y discrepar con plena libertad. Vienen tiempos duros para el pensamiento abierto, porque la apisonadora del pensamiento único se ha puesto en marcha. Pero la solución me temo que no pasa por Abascal y su caballo, sino por construir un conservadurismo moderno, integrador, optimista, compasivo y capaz de empatizar con las mujeres, que en su mayoría son alérgicas al extremismo y no lo votan.

Luis Ventoso.

Director Adjunto.