La última parte del artículo me gusta, habría que cuidar...

VIDAS EJEMPLARES.

Día del Orgullo del Currante Pureta.

La obsesión con las minorías desatiende a la clase media que sostiene los países.

Luis Ventoso.

Actualizado:

01/08/2019 23:59h.

De «Verano azul» hemos pasado a entretener los estíos con «Verano colorado», tostón por entregas de PSOE y Podemos que casi hace añorar al multirresucitado Chanquete. El miércoles, Sánchez envió una carta a la militancia del PSOE. El texto es interesante, pues en él detalla de manera límpida que durante la negociación ha ido haciendo lo contrario de lo que él mismo proclamaba solemnemente el día anterior. El autor de «Manual de Resistencia» ratifica que todo le sirve con tal de resistir. Según cuenta, al principio ofreció a los comunistas antisistema «un acuerdo de legislatura basado en el programa». Cuando Iglesias le respondió que si estaba de coña, Sánchez salió del paso con «un Gobierno de cooperación», eufemismo de la nada que tampoco engatusó a los populistas. El presidente ofreció entonces la incorporación de independientes de la órbita de Podemos «de reconocido prestigio». Nuevo «no» de Iglesias (amén de que «prestigio» y «podemismo» es un oxímoron). Así que finalmente Sánchez levantó todas sus líneas rojas previas y acabó ofertándoles un Gobierno de coalición en toda regla, con una vicepresidencia para la mujer de Iglesias y tres ministerios. El gran enigma todavía por desvelar es por qué Iglesias, de capa caída, rechazó unas canonjías que no volverá a oler.

En su carta a la militancia, Sánchez anuncia que seguirá peleando para evitar otras elecciones (lo cual se contradice con el último orgasmo demoscópico de Tezanos, que le otorgaba mayoría absoluta). Según explica el presidente, su nueva táctica consistirá en buscar el acuerdo «a la portuguesa». Traducción: yo mando y tú me prestas los escaños por la patilla por el bien del infalible ideal progresista. Para tocarle un poco la zanfoña a Pablo, Pedro añade que no iniciará la nueva negociación hablando con Podemos, sino abriendo un diálogo con «diferentes colectivos de la sociedad civil», que arrancó ayer mismo. ¿Y cuáles son esos colectivos que según el PSOE representan al pueblo español? Pues feministas, ecologistas, sindicatos y oenegés. Sánchez quiere reunirse con ellos «para crear un espacio común para alcanzar un Gobierno progresista». ¿Y habrá reunión con los aburridos padres de familia estándar, hombres y mujeres con un par de hijos al cargo, que curran hasta la extenuación para sacarlos adelante y progresar en la vida? No, esos no importan.

Como le ha sucedido al Partido Demócrata en EE. UU., que por eso fue derrotado por Trump, la izquierda se centra tanto en las minorías que desatiende la corriente central que sostiene a los países: la clase media. El mal llamado «progresismo» no se está ocupando de los problemas de cuarentones y cincuentones cargados de responsabilidades, usualmente con deudas y una familia a cargo, de poder adquisitivo menguante y víctimas de una fiscalidad hostil que los oprime. Tal vez España vaya necesitando un Día del Orgullo del Currante Pureta. No son glamurosos, no habrá lentejuelas brillando en carrozas. Pero son legión. La inmensa mayoría social.

Un error pretender gobernar un país dado la espalda a su armazón por tics ideológicos.

Luis Ventoso.

Director Adjunto.

La última parte del artículo me gusta, habría que cuidar más a la clase media trabajadora, que a los mini grupos muchos de ellos subvencionados.
El "progresismo" tan cacareado últimamente, me recuerda lo de " la economía sostenible" que tanto gustaba decir al Sr. Zapatero, que ya sabemos donde fuimos a parar, obras son amores y no bonitas palabras.