VIDAS EJEMPLARES....

VIDAS EJEMPLARES.

Cómico, de no ser penoso.

Ruedas de prensa de estadista que evocan a Chico Marx.

Luis Ventoso.

Actualizado: 04/12/2019 23:52h.

El prodigioso genio judío ha descollado en todos los campos, incluido el humor. Los seis hermanos Marx nacieron a finales del XIX en el Upper East Side neoyorquino, hijos de inmigrantes: un sastre alsaciano y una madre de la Baja Sajonia, de familia de ventrílocuos y músicos de variedades. Fueron enrolados en compañías de vodevil en plena adolescencia. Bailaban, cantaban, y como concepto general, hacían el ganso. Una tarde de 1912 cayeron en un teatro de Marshall, la pequeña ciudad tejana que inventó el boogie-woogie. La actuación se vio interrumpida por un vocerío a las puertas, provocado por una mula enloquecida. El público salió en tropel a curiosear. Cuando retornaron a la sala, Groucho, de 22 años, comenzó a ridiculizarlos con juegos de palabras sarcásticos. Y ocurrió lo inesperado. En lugar de enojarse, aquellos palurdos comenzaron a reírse. Los Marx tuvieron su epifanía. Los diálogos cómicos se convirtieron en la entraña de su espectáculo. A finales de los años veinte ya eran un acontecimiento teatral nacional. En 1929 los descubrió la Paramount y los hizo universales y eternos.

De cuando en vez vuelvo a ver una clásica comedia de los Marx. Siempre logran hacerme reír, al ridiculizar lo absurdo de una realidad que pretendemos seria. En «Una noche en la ópera», Chico Marx, que guarda cierto aire facial con nuestro eventual presidente del Gobierno, es un representante que intenta que Groucho contrate a un tenor. En una célebre e hilarante burla del lenguaje administrativo hueco, Chico tiende un larguísimo contrato a Groucho y le dice: «Haga el favor de prestar atención a la primera cláusula, porque es muy importante. Dice así: “La parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante de la primera parte”. ¿Entendido?».

Ayer, 16 días después de la sentencia de los ERE, que probó que altos cargos del PSOE robaron 680 millones de los parados, el secretario general de ese partido, Sánchez, se vio forzado a romper su silencio sobre el mayor caso de corrupción de nuestra democracia. La cumbre de la OTAN en Londres lo obligó a conceder una rueda de prensa y un periodista de ABC, Esteban Villarejo, aprovechó para preguntarle por los ERE. Sánchez, que derribó a Rajoy invocando los casos de corrupción de dos alcaldes, se sacudió el escándalo con tres frases: «Las responsabilidades se asumieron hace tiempo. Hace años que se asumieron esas responsabilidades. No hay más que hablar». Chico Marx no lo habría hecho mejor.

Los hechos y la lógica resbalan sobre las anchas espaldas de un gobernante que tiene como compás la amoralidad táctica. El hombre que repetía «no es no, señor Rajoy, ¿qué parte del “no” no entiende?», demanda ahora a PP y Cs que sostengan su gobierno con la ultraizquierda. El presidente de España promueve un «diálogo dentro de la Constitución» con unos partidos que le exigen como condición sine qua non una «autodeterminación» que no cabe en la Carta Magna. «La política es el arte de buscar problemas, diagnosticarlos incorrectamente y aplicar los remedios equivocados». Groucho nos ofrece ultratumba el más certero análisis politológico del sanchismo.

Luis Ventoso.

Director Adjunto.