ENFOQUE....

ENFOQUE.

La patraña.

Calvente acusa a Iglesias.

Hughes.

Actualizado: 10/09/2020 22:44h.

La actualidad del caso Kitchen deparó estos días la mejor frase de Pablo Casado, cuando para desentenderse del asunto dijo eso de «Yo era diputado por Ávila» (el político brilla ahora cuanto más se acerca a Pedro Sánchez, Mozart de la desenvoltura cínica). Ávila no podrá esgrimirla Pablo Iglesias, quien según el testimonio de José Manuel Calvente, exabogado del partido, mintió al juez y organizó el caso Dina como una «patraña». Vender la idea de un partido perseguido por las «cloacas» es muy del gusto de sus parroquianos, ciegos a las evidencias que sugieren un, digamos, «doping» sistémico a Podemos todos estos años.

La idea de montaje de la que habla Calvente no es despreciable. Incluso la figura de Pablo Iglesias, a la vez azote de cloacas y príncipe del Deep State, parece formar parte de una orquestación mayor que nos distrae de otra cosa. Lo suyo sería una mentira dentro de una patraña dentro de una farsa. Mirando la tarjeta SIM (meses llevamos) no miramos otras cosas.
Instalado en el sistema de partidos, Podemos abjura de la Transición pero se aprovecha de ella y difunde una idea demagógica de «democracia» como sistema igualitario, ofreciendo libertades y derechos que sólo el Estado puede conceder y hacer efectivos mediante una intervención creciente en la sociedad y la economía. Al hacerlo, encadena moral y presupuestariamente al ciudadano. Sería la aportación de Podemos, junto al antifranquismo retrospectivo (continuidad sentimental Frap-Antifa), motor ideológico al servicio del PSOE, con el que comparte proyecto de memoria histórica y leyes ideológicas que el consenso extiende a casi todo el arco político (n-1) pese a la moderada contrariedad de los intelectuales orgánicos centristas (deploran los efectos pero apoyan la causa). Con esto se eleva una nueva legislación, instrumento para el arrinconamiento del otro entendido como enemigo, punto de apoyo para la palanca de la política. La memoria histórica, el odio, o la violencia de género conforman un edificio jurídico alternativo a la Constitución, en parte como lo que se apunta en EE. UU, cuya última legislación, instrumentos y jurisprudencia en desarrollo de los derechos civiles configura un enfoque a veces contradictorio con el entendimiento clásico de su Constitución.

Según Calvente, el caso Dina se pensó para distraernos. A fe que lo está consiguiendo.

Hughes.

Articulista de Opinión