EN PRIMERA FILA...

EN PRIMERA FILA
No hay quien se lo crea.

Es una gran ingenuidad pensar que Iglesias va a quedarse haciendo oposición a Ayuso los próximos años.

Ana I. Sánchez.

Actualizado: 30/04/2021 08:32h.

La próxima promesa que Pablo Iglesias incumplirá ya tiene nombre y apellidos: «Si tengo que estar haciendo oposición, estaré». Este miércoles lo volvió a repetir. Es una supina ingenuidad creer que el mismo hombre que se aburrió de ser eurodiputado, de hacer oposición al Gobierno de la nación y de ser vicepresidente segundo del primer Ejecutivo de coalición de la democracia vaya a encontrar su sentido vital confrontando una vez a la semana con Isabel Díaz Ayuso desde un escaño autonómico durante los próximos años.

Iglesias lleva diciendo que está cansado de la política más o menos el mismo tiempo que lleva siendo dueño de su chalé. Su fuga a la candidatura madrileña con el pretexto de frenar a la ultraderecha -no sabemos por qué no podía combatirla desde el Gobierno y el Congreso- es el paso lateral antes de salir de la pista de baile. Si a estas alturas alguien se quiere dejar engañar, desde luego, es cosa suya.
Dos opciones se abren ante el líder podemita. La primera, salir la noche del 4 de mayo diciendo que el resultado obtenido es decepcionante y que asume su responsabilidad política no recogiendo la credencial. La renuncia por responsabilidad es muy difícil de cuestionar pero tiene el inconveniente de que choca con el ego del exvicepresidente. Por otro lado, contrastaría con sus inicios de mayo de 2014 cuando afirmaba, tras quedar cuarto en las elecciones europeas, recién salido de la nada, que aquel resultado no era «suficiente». La segunda opción que tiene Iglesias es aguantar un tiempo en la Asamblea madrileña, hasta tener el camino despejado hacia otros menesteres, y ceder su escaño para dejar paso a la siguiente generación de podemitas. Son dos vías pero la clave es siempre la misma: justificar la salida como un sacrosanto ejercicio de responsabilidad y renuncia.

¿A qué le gustaría dedicarse ahora al líder morado? A otras tareas bien pagadas, con pocos focos, sin gran carga de trabajo y sin tener que rendir cuentas sobre dónde vive o cuánto tiene. No piensen en una puerta giratoria hacia alguna empresa del Ibex-35. No puede ponerse la mano en el fuego por nada de lo que haya afirmado Iglesias, pero por mucho que él quisiera -y tampoco está en ese punto- ninguna le acogería en su seno.

Como cuenta hoy Javier Chicote en gran exclusiva en ABC, lo que más le tienta al exvicepresidente es irse a liderar un proyecto televisivo de la mano de Jaume Roures. Tampoco le hace ascos a llevar un ‘think tank’ junto al exministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis. Lo que le importa es seguir influyendo sobre la opinión pública pero desde un sillón acomodado en un despacho. Y ya puestos dando conferencias -y cobrando por ellas- a lo largo y ancho de Europa. Después del 4-M veremos como termina ganándose el pan Iglesias. Lo que está claro es que no será sudando la camiseta haciendo oposición a Ayuso. Eso no hay quien se lo crea.