LUIS DEL VAL...

LUIS DEL VAL

"Es probable que, dentro de poco, ser ministro de Pedro Sánchez se considere una actividad de alto riesgo, semejante a la de piloto de fórmula uno, escalador de montañas o ciclista dominguero. Ahí tienes a la ministra de Justicia, que ha sido juez, que el pasado martes se sentó por vez primera en el Consejo de Ministros y, antes de que transcurrieran 48 horas, ya salió a criticar al Tribunal Constitucional. Estoy convencido de que el día que Pedro Sánchez nombre a un médico ministro de Sanidad, antes de dos días saldrá el antiguo médico, transfigurado en ministro, diciendo que hay que suprimir los colegios de médicos o acabar con el secreto profesional.

A los ignorantes nos produce la impresión de que toman alguna pócima que les arrebata racionalidad y les aumenta la dosis de tontería contemporánea que todos llevamos dentro. Y lo digo, porque el currículo de la ministra de Justicia, no es solo aseado y limpio, sino meritorio. Y lees su biografía, y te informas de sus conocimientos, y no te cabe en la cabeza que su carrera haya durado tan poco. Desde luego, en dos días ha hecho tantos méritos como su antecesor en el cargo en varios meses, porque a su antecesor, también juez, le encargaron la dificultosa tarea de que preparara el informe para vestir el indulto a los delincuentes que cometieron el intento del golpe de Estado. Y el juez, que había cambiado de trinchera, llevó a cabo un meritorio encaje de bolillos para que Pedro Sánchez pudiera llevar a cabo sus propósitos.

Logrados estos, le pegó unas patada en el culo y lo cesó. La nueva ministra de Justicia ya ha hecho los méritos suficientes para que la cesen en agradecimiento a los servicios prestados. Vivimos en un mundo que va cada vez más deprisa. Y cada vez más sectario. Los dialécticos de patio de monipodio que, en los mal llamados coloquios, cuando alguien les lleva la contraria le denominan facha, esos que bautizan como fachas a todo el que no les dé la razón, o se sometan a sus criterios, tienen enormes dificultades para distinguir si Cuba es una dictadura podenca, una democracia galga, o es un gato inclasificable. Que le pregunten a la ministra de Justicia, posiblemente responda que es probable que no se den todas las circunstancias objetivas para considerarla una democracia, pero al menos, en Cuba, no hay Tribunal Constitucional que le toque las narices al Gobierno".