La comunidad médica rebate las críticas sin sentido...

La comunidad médica rebate las críticas sin sentido de Podemos a las donaciones de Amancio Ortega.

Miguel Ángel Revilla: «Nosotros decimos, gracias y mande más»

La «caridad» que tanto denostan cargos como Isabel Serra «cura», defienden los médicos.

Patricia Abet.

DELEGACIONES DE ABC.

Actualizado:

21/05/2019 07:48h.

Cada mañana se ponen en marcha en hospitales de toda España hasta trescientos aceleradores lineales y mamógrafos donados por la Fundación Amancio Ortega (FAO). Su precio puede llegar a los dos millones de euros por unidad, pero no hay ceros suficientes para medir su valor curativo. Porque, como algunos de los profesionales que las manejan a diario destacan a ABC, «estos aceleradores lineales son la tecnología más avanzada, al nivel de los mejores hospitales del mundo». Las máquinas que el creador de Inditex donó a la sanidad pública desde 2015 han tratado ya a decenas de miles de pacientes aquejados de todo tipo de tumores. Su potencial es tal que permiten reducir las sesiones de tratamiento a la mitad, apurando el proceso de curación y agilizando las listas de espera. Además, resultan más efectivos porque su tecnología es más «fina» y permite encarar mejor el tumor. La lista de ventajas es, a ojos de médicos y pacientes, interminable. Sin embargo, su procedencia ha vuelto a ponerlos en el punto de mira de algunos políticos, que reducen la donación a una «limosna» que las comunidades deberían «rechazar».

Serra cae en el ridículo
El polémico llamamiento lanzado por los de Pablo Iglesias el pasado fin de semana de boca de la candidata de Podemos a presidir la Comunidad de Madrid, Isabel Serra, incendió las redes y generó un cruce de acusaciones en el que la palabra de los protagonistas de esta historia parece no tener valor. Los de Iglesias lamentan que «una democracia digna acepte limosnas de multimillonarios para dotar su sistema sanitario». Una interpretación de este tipo de ayudas que choca frontalmente con el mecenazgo que marca el paso en otros países de la UE y, sobre todo, en EE. UU., donde los donantes apadrinan con sus nombres maquinaria e investigaciones punteras.

Solo el pasado año, el fundador de Amazon, Jezz Bezos, donó dos mil millones de dólares de su bolsillo. En el caso de Bill Gates, el mayor filántropo del mundo, estas ayudas se disparan hasta los 27.000 millones, gran parte destinados a proyectos clínicos de última generación como el desarrollo de vacunas solubes y resistentes al calor o de un gel vaginal contra el VIH. Fuera de las fronteras españolas, y lejos de ser criticada, la donación de Ortega logró que «en Europa y en EE. UU. se comentase esta importante renovación», asegura el oncólogo gallego Antonio Gómez Caamaño.