LEJOS DE FRUSTRARSE, RODÓ UN DOCUMENTAL....

LEJOS DE FRUSTRARSE, RODÓ UN DOCUMENTAL.

Todo el pueblo ganó el Gordo... salvo un vecino: "Ahora siempre me guardan lotería"

Costis Mitsotakis abandonó Grecia "por amor" y se afincó a las afueras de Sodete (Huesca), donde la asociación local de mujeres no llegó a vender las participaciones del "mayor Gordo de la historia"

30/11/2018 20:52 - ACTUALIZADO: 01/12/2018 00:04.

Corría el año 2011 y la segunda oleada de la crisis económica había azotado con fuerza Sodeto, una pequeña localidad de Huesca donde apenas viven 200 habitantes —en su mayoría agricultores— cuyo medio de vida sufría además los estragos de una grave sequía. Si algo les quedaba a aquellas alturas era esperanza, un sentimiento que les impulsó a mantener la tradición de comprar participaciones para la Lotería de Navidad distribuidas por la asociación local de amas de casa.

A las 09:57 horas del 22 de diciembre, Johan Fernández, un niño de San Ildefonso primerizo, cantó el Gordo en el Teatro Real junto a una compañera más veterana, María José Posligua, que sostenía la bola de madera grabada con el número 58.268. En ese momento se sintió un 'microseísmo' en Sodeto. Todos los vecinos se habían embolsado, al menos, 100.000 euros... a excepción de uno. Su nombre es Costis Mitsotakis y siete años más tarde aún recuerda el momento en que la fortuna cambió a su alrededor.

Abandonó Grecia "por amor" y después de un tiempo se afincó en una casa rural a las afueras de la comarca aragonesa donde no acudieron las mujeres que vendían papeletas de casa en casa para financiar su organización. "Se les olvidó" —justifica en declaraciones a este periódico— aunque a día de hoy "les duele un pelín" no haber tocado su puerta teniendo en cuenta que años atrás Mitsotakis vivía en el núcleo urbano y siempre había colaborado con la causa.

"Yo no tuve la sensación de haberme dado una hostia", afirma Costis, que no entendía la "obsesión" de los españoles con la Lotería de Navidad.

Durante la mañana del sorteo, un amigo que viajaba en tren desde Huesca a Madrid percibió cruces de llamadas y constantes menciones a Sodeto entre los pasajeros. "No sé qué pasa, pero algo pasa", le expresó. Cineasta de profesión, Costis se echó al hombro "la cámara más barata" que tenía y se dirigió a la plaza del pueblo mientras cientos de personas descorchaban litros de champán. Allí supo que habían ganado "el mayor Gordo de la historia", el último exento de impuestos.

Mucho antes que él se enteraron los representantes de las entidades bancarias e incluso hubo quien recibió la noticia por voz de ellos. "Los banqueros y los vendedores de coches estaban aquí como buitres", rememora. Pero en aquel momento desconocía la cantidad de millones que había esquivado y le pareció que sus paisanos "estaban exagerando a lo bestia". Cambió de opinión cuando le contaron que cada participación estaba tasada en cuatro ceros y que la mayoría había adquirido "mogollón" de papeletas.

"Yo no tuve la sensación de haberme dado una hostia", afirma Costis, para quien "el dinero no da la felicidad". Pese a que aún no ha adoptado la "idiosincrasia del sorteo que se tiene en España" —mismo motivo por el que sus familiares no se echaron las manos a la cabeza—, asegura que no le ha hecho falta volver a comprar lotería: "Ahora me la guardan quiera o no".

Lejos de frustrarse, decidió confeccionar un documental con las imágenes que había grabado: "Para mí era el guion perfecto". El premio de consolación fue el interés mediático que despertó su historia, cuyo interés se extendió incluso a la portada de 'The New York Times'; de ahí que un productor danés contactara con él y le ofreciera su colaboración para trazar la evolución de las 75 familias agraciadas. El resultado llegará a las pantallas de todo el mundo en diciembre de 2019.