El caso del hombre que -NO- bebe alcohol y estaba borracho...

El caso del hombre que -NO- bebe alcohol y estaba borracho porque su cuerpo elaboraba cerveza.

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Es el síndrome de fermentación intestinal, una rara dolencia a través de la que se crea etanol en el sistema digestivo.

Imagen de una copa de cerveza. Imagen de una copa de cerveza. EP

Sufrir los efectos del alcohol sin haberlo probado. Esta extraña situación, que a priori puede resultar extraña, es lo que le ocurrió a un estadounidense que protagoniza un extraño caso recogido ahora por la revista New Scientist: su cuerpo producía cerveza.

El caso es el de un hombre de 46 años que empezó a sufrir confusión mental, mareos y pérdida de memoria en 2011, hasta el punto de que tuvo que renunciar a su trabajo, recoge Gizmodo.

Los problemas de salud surgieron después de un ciclo de antibióticos por una lesión en un dedo. Los médicos a los que visitó no pudieron darle una respuesta a su dolencia. Un psiquiatra le recetó antidepresivos, pero tampoco funcionó.

Unos meses después, el hombre sufrió un accidente de tráfico, tras lo que fue detenido. Pese a que presentaba síntomas de embriaguez, no quiso someterse a la prueba de alcoholemia. Fue hospitalizado y allí se demostró que tenía un nivel de alcohol en sangre de 200 mg/dL, el equivalente a haber consumido 10 bebidas alcohólicas.

Tras salir del hospital, se sometió a más pruebas, hasta que un análisis de heces halló en ellas la presencia de Saccharomyces cerevisiae, es decir, levadura de cerveza, y un hongo relacionado.

Resulta que en 2013 se registró un caso parecido en Texas, el de un hombre que tenía un nivel de alcohol en sangre de 0,37 sin haber consumido ni una gota de alcohol. Los investigadores Barbara Cordell y Justin McCarthy lo llamaron síndrome de fermentación intestinal.

Funciona así: el paciente tiene una infección con la Saccharomyces cerevisiae. Al consumir almidón, la levadura fermentó junto a los azúcares y se convirtió en etanol: estaba, en resumen, produciendo cerveza en su sistema digestivo.

Los doctores Cordell y McCarthy explicaron la importancia de que esta dolencia se reconociera, porque estar borracho conlleva efectos negativos como la pérdida de empleo, las dificultades en las relaciones o incluso incurrir en delitos.

El paciente del primer caso fue ingresado en una clínica y el diagnóstico se confirmó en brotes posteriores: en una ocasión, se cayó y sufrió una lesión craneal.

Especialistas de la Universidad de Richmond hallaron un tratamiento: una combinación de terapias antifúngicas y probióticos que mantienen estable la microflora intestinal del paciente