AQUEL GALLEGO QUE SOÑO CON HACER FORTUNA...

AQUEL GALLEGO QUE SOÑO CON HACER FORTUNA
Era el año de 1945, en las tierras de Galicia, cómo en casi toda España, el trabajo era mal pagado en su mayoría, y los trabajos difíciles de encontrar. Se acababa de terminar la Segunda Guerra Mundial, y en España se sufría el bloqueo internacional, hacia el régimen del General Franco. En aquellos momentos apenas llegaban a los puertos españoles, barcos mercantes con banderas extranjeras. Aunque este hombre de tierra a dentro de Galicia, había decidido, buscarse un trabajo en alguno de esos barcos, cosa que logro en un mercante argentino, que había llegado a Vigo, en aquel día del mes de septiembre, donde este joven hombre con diecinueve años, sin pensarlo demasiado, se subió a dicho barco. El trabajo era duro dentro del barco, tan pronto estaba en la cocina de ayudante, cómo en la bodega revisando mercancía. Más el joven no se sentía apesarado, ya que el sueldo de marino, era mucho más alto, que aquel que ganaba cuidando ganado en su lugar de Galicia. La salida de su tierruña, cómo él decía, había sido pensada y meditada, ya que su novia le comento, que sí no había dinero, mal lo pasarían. Y él sin dudar un momento decidió embarcarse, sin importarle el destino, tan solo pensaba en su economía, dentro de aquel barco mercante, donde el trabajo le llevaba con muy buen humor, y sentido de la responsabilidad. La comunicación con su novia y padres, era nula, ya que cuando llegaban a un puerto, ni se molestaba en bajar del barco, y mucho menos en escribir a su novia ni a sus padres, al ser imposible recibir contestación. Tan solo pensaba en ahorrar dinero, para poder llegar de regreso a su Galicia querida, y muchas horas añorada. Los meses se fueron pasando, y cuando llevaba en el barco más de tres años, amarraron en el puerto de Buenos Aires, donde pudo salir de dicho barco, y conocer gente de su Galicia del alma. Que trataron de convencerle, para que se quedara en aquella bonita ciudad, cosa que así resulto, pronto empezó a trabajar en un restaurante Gallego de esa ciudad, donde existen varios locales con esa denominación. Sus principios fueron duros, pero se aclimato a su ambiente, y forma de vida, que tenía mucho parecido con su tierra de Galicia. Pronto escribió a sus padres y a la que fuera su novia, las cartas tardaron meses en ser contestadas, y para él un suplicio, ya que la carta de su novia nunca llegó, y la carta de sus padres, le comunicaban que aquella joven, estaba ya casada, con un hombre más mayor que ella, de una parroquia de al lado de donde él había vivido, y que era una persona con bastantes propiedades y dinero. Aquel desengaño amoroso, le causo mucha melancolía, tenía puestas sus ilusiones en volver a su tierra con dinero, y hacerla su esposa para toda la vida, pero aquella noticia, le pareció fatal, ya que sus sueños de muchas noches en los mares del mundo, habían sido para ella. En aquellos momentos el dinero ahorrado, le parecía una condena, y aunque trato de consolarse, se le hizo muy cuesta arriba, pasando muchos días y semanas dando vueltas a su penoso tema. Buenos Aires tenía muchas salidas, para poderse abrir camino, y poco a poco se fue recuperando de aquel penoso desengaño, y de nuevo conoció a una bella joven, que también procedía de Galicia, y que en el futuro seria su esposa, en aquellas tierras de la América del Sur, llamadas ya entonces, La América Latina, donde sin muchos sobresaltos, paso sus muchos años de vida, intentando volver a su Galicia del alma, para poder visitar a sus padres ya mayores y hermanos, además de la familia de su esposa, donde sus hijos no eran conocidos, habían pasado cuarenta años de su marcha, todo le parecía distinto, incluso pudo ver a la que fue su novia, ya viuda, pero su desengaño amoroso, se pudo curar de repente, al verla una mujer mayor con muchos kilos encima, y sin apenas poder reconocerla, ya que fue un viejo amigo de su infancia, quien le activo su memoria, diciendo menos mal qué te marchaste, sí no esa sería hoy tu esposa, alégrate de a ver sido un hombre libre por los mares del mundo, y de tener esa familia que es un verdadero tesoro. El final de aquel viaje le hizo feliz, y se marchó de nuevo para Argentina, con su morriña, pero contento de a ver pisado su Galicia natal. G X Cantalapiedra.